¿Escuchaste lo que pasó?
Alcanza con esa frase para que vayamos rápido por ahí, abriendo los ojos y las orejas como platos, para no perdernos ni un detalle. Una bomba, un accidente, una enfermedad... es irresistible las ganas de escuchar esa clase de palabras que van pintando el mundo de negro.
"Oy, ¡cuántas tzures hay en el mundo!", contestamos.
Rabbi Avigdor Miller zt"l enseña justo lo contrario: el mundo que creó HaKadosh Baruch Hu es puro amor, brajá, jesed y rajamim. Lleno de milagros a cada momento.
Entonces, cuando compartimos noticias negativas, ¿qué estamos haciendo realmente? El Jafetz Jaim enseña que hablar negativamente no es solo lashón hará - es motzi shem ra contra nuestro Padre amoroso, Ribono Shel Olam.
El Ietzer Hará es inteligentísimo. Nos susurra: "Es una mitzvá bein adam lejaveró. Todos tienen que saber las tragedias ajenas para sentir el dolor del otro". Pero Rabbi Miller nos advierte que esto es una trampa, porque ¿qué es lo que más ama hacer el Ietzer Hará? Hacer parecer a este mundo como un lugar oscuro, de hester panim.
¿Pero cómo describió HaKadosh Baruch Hu al mundo? "Ki tov meod" - muy bueno. Vivimos en un mundo asombroso que HaShem diseñó para nosotros.
El Rambam enseña en Moreh Nevujim: cada vez que hay una midá de din, la cantidad de jesed y rajamim se multiplica por cientos. Y entonces - como preguntaba yo en mis días de Ayelet Hashajar - ¿para qué creó HaShem el din? Rabbi Miller explica: si todo fuera fácil, lo daríamos por sentado. Nunca apreciaríamos lo que tenemos ni nos sentiríamos verdaderamente amados y protegidos.
El único propósito de la midá de din es hacernos sentir más amados y protegidos por HaShem. Cuanto más vivamos focalizándonos en la brajá, en el jesed, en el rajamim, más felices seremos mental, emocional y físicamente.
HaShem hizo que los buenos pensamientos fortalezcan nuestro cuerpo. Es simple: pensar en positivo nos hace bien. Y más aún: cuanta más positividad salga de nosotros, más positividad HaShem manda al mundo.
Compartamos nuestra luz, no la oscuridad. Cada palabra tiene el poder de iluminar o nublar. HaShem nos creó para disfrutar un mundo lleno de luz.