Te cortaste la comisura del pulgar
abriendo una lata de atún en aceite.
El otro día pintaste un cuadro
y no pudiste sacarte el acrílico impregnado en tu palma.
Al día siguiente explotó una lapicera
y luciste tinta roja en los dedos hasta esta mañana.
Hoy te clavaste una astilla
y te la arrancaste formando una pinza con las uñas.
A esta altura
te gustaría un mano a mano con Hashem
para preguntarle qué mensaje te está mandando.
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