miércoles, 30 de julio de 2025

Prohibido molestar


El comentario que más escuché, cuando hace muchos años me senté a procesar la muerte de mi mamá, fue el mismo en boca de todas sus amigas: que mi mamá se caracterizaba por no querer molestar. Nunca. Y lo lograba. Estaba ahí para ayudar sin que se notara mucho.

Durante la shivá, escuchar ese comentario me dolía y me gustaba al mismo tiempo. Me gustaba porque el amor que la gente le tenía lo he visto muy pocas veces. Y me dolía porque, al haber sido criada por una mujer así, en mí se potenció esa característica. Molestar, para mí, tiene una connotación negativa.
Por eso, es mi naturaleza tratar de evitar causar el más mínimo inconveniente a quienes se cruzan conmigo en la vida. Yo quisiera ser invisible.

¿Hace falta que les diga que a Hashem le importan muy poco mis planes? Él quiere sacar lo mejor de mí, y la única manera de lograrlo es enfrentarme con desafíos. Así que hizo que mi vida profesional exigiera hacer algo que no me gusta, en lo que no creo. Si alguien se pregunta qué es ser project manager, la respuesta fácilmente podría ser: la persona que molesta a todos, todo el tiempo.

Mi chiste de nicho es que soy la que no hace nada, pero sabe lo que tienen que estar haciendo todos.
Soy como una directora de orquesta que, con su varita, marca: ahora los editores (como si fueran violines), las correctoras, suenen los tambores, suenan las trompetas y así, la la la, pin-pun-pan, se repite la misma sinfonía, pero esta vez acompañada por un coro que canta que tenemos que terminar a tiempo.

Mi trabajo implica interrumpir, molestar, señalar errores, corregir. Todas cosas que no me encantan.
No me gusta meterme en una charla para pedir que en este mismo minuto, que se resuelva el tema de esa coma. que decidan si corresponde o no repetir esa palabra, que le indiquen a la gráfica cuál de todos es el rabino del artículo, en la foto del encuentro anual de shlujim.

Y todo esto lo digo para compartir con quienes me hayan acompañado leyendo hasta acá, que hoy espero superar una nueva prueba. Si las páginas de un proyecto que dirigí llega hoy a tiempo a la imprenta, y yo llego sin haber perdido la cordura, ni la amabilidad, ni la paciencia, me voy a sacar un diez felicitado.

Porque la que nació para no molestar… hoy se va a recibir de molestadora oficial. Y quizá estudié demasiado.

1 comentario:

Me gusta charlar con ustedes por acá. Gracias por comentar.