No te asustás cuando las cosas pasan.
Las resolvés si podés.
Y si no, te quedás en tu oficina oscura, comiendo una hamburguesa, mientras el resto de la empresa protesta porque es la tercera vez que se corta la luz.
Calculás que se perdió un cuarto del trabajo del día.
El día de cierre.
El día de tu cierre.
El cierre más importante del año.
El día en que duplicás la productividad,
triplicás la información
cuadruplicás el desafío de no perder la calma.
Ni siquiera se te cruzó por la cabeza coronarte reina del drama.
Podrías haber corrido por los pasillos
como en una película de terror.
Pero no.
Ni pensaste en que el número de páginas te excedía.
Cuando el sol bajó,
saludaste al equipo.
Algunos bajaron por escaleras
otros por ascensor.

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