miércoles, 13 de mayo de 2009

Debbie en su cocina - Guefilte Fish

Les presentamos una nueva sección en la cual nuestra amiga Debbie nos deja entrar en su cocina para mostrarnos sus recetas y trucos.

Me gustaría contarles que Debbie es la mejor cocinera que conozco (aparte de su madre), me gustaría decirles que el que se sienta a su mesa come como un rey... pero ¿para qué se los voy a decir si pueden comprobarlo ustedes mismos?

Hoy nos prepara Guefilte Fish


Trabajo del día

35

lunes, 11 de mayo de 2009

Lag BaOmer en Jerusalem




Y ahora ¿quién podrá defenderme?

El otro día alguien me preguntó si lo que escribo es lo que parece o todo lo contrario. Como quedé perdida ante la ambigüedad sintáctica, pedí una explicación y lo que siguió fue una descarga de palabras tan rápida que sólo logré interpretar algunas frases: “Que si me parece bien dar esa imagen de la mujerjudíaortodoxa. Queesanoeslaverdadera mujerjudíaortodoxa. Que xkdfjdifJilulHashemcfg, eidkhacermelagraciosa acostadelamujerjudíaortodoxa.

Aunque también me pareció escuchar que sólo fue el vaso que rebalsó la gota, toda esta confusión fue generada por mi último post, porque parece que le molestó que cuente que cinco mujeres judías ortodoxas se sentaron a comer brownies mientras analizaban sus vidas.

Mi autoridad doméstica me da derecho a ser dueña de las palabras que publico, (pero no de cómo se leen). Me da derecho a utilizar cierta licencia artística (llámenme licenciada) para contar algo de la manera que mejor me parezca. Ser una mujer judía ortodoxa me da derecho a escribir sobre mí misma. Y mis amigas, mujeres judías ortodoxas me dan derecho a escribir sobre ellas. Y mis vecinas, mujeres judías ortodoxas me prestan azúcar y huevos cuando tengo que terminar una torta.

No voy a negar que muchas veces dude de lo que escribo, aunque me tranquiliza saber que en general sólo lo leen Andi, Shuly, Jaia y Rita. Otras veces me pregunto si se entiende. Por ejemplo: ¿se entendió que en aquel post quise contar que el excesivo esfuerzo, el descuido personal, el negativismo, los malos modelos aprendidos y la falta de perspectiva es lo que nos aleja de una vida llena de felicidad?

Y ya que pasamos por aquí, digamos que todo esto está relacionado con el trabajo del día  (no contaban con mi astucia), y que hoy es lag baomer y entre otras cosas es el día en que los alumnos de Rabi Akiva dejaron de morir a causa de la epidemia que Hashem les envió porque no mostraban respeto el uno hacia el otro. Así que aclaro (aunque oscurezca) que lo que quise decir en aquel post era que es importante respetarnos a nosotros mismos a pesar de nuestras imperfecciones, que tenemos que arrancar de raíz ese continuo descontento porque sólo una persona que se siente bien consigo misma puede cumplir la mitzvá de respetar a su prójimo como a sí mismo (Ahavat Maisharim, p.109, leído en “Calm Down” de Miriam Adahan).

Y eso es todo amigos, muchas gracias (no hay de queso, nomás de papa).

La verdad acerca del Kotel


“Dijo Rabí Aja: Jamás la Shejiná (Presencia Divina) se apartó del Kotel HaMaaravi (muro occidental), como está dicho: He aquí que está ubicada tras nuestro muro” (Shmot Raba 2:2).

La Mishna en el Tratado de Kelim (Cap. 1) enumera las 10 santidades (Kdushot) que se encuentran en el mundo: la Tierra de Israel, las ciudades amuralladas, Yerushalayim, el Monte del Templo (incluye el Kotel), Jeil (es el sector que se encontraba entre la vaya externa (soreg) y la muralla de la Azara (patio interno del Templo), Ezrat Nashim (el atrio de las mujeres), Ezrat Israel (el atrio de Israel), Ezrat Kohanim (el atrio de los sacerdotes), el Ulam (la entrada del Templo), el Heijal (el sitio del Templo denominado Heijal es donde se encuentran las tres vasijas principales: la Menora, la Mesa de los Panes y el Altar del Incienso), y el Dvir (o Kodesh Kodashim – el lugar mas sagrado del Templo).

Lamentablemente, todos tenemos claro que el bus # 1 llega al Kotel, y cuando le preguntamos a un niño (y no únicamente a los niños…) cuál es el lugar mas sagrado para el pueblo judío, responderá que obviamente, es el Kotel.

Es el Kotel el lugar más sagrado para el pueblo judío!?!??! Ya que si leemos atentamente las palabras de la Mishna, el Kotel se encuentra en el 4º nivel de santidad, dentro de las 10 restantes!
Y si es así, entonces acaso no se contradice con el Midrash que dice que “jamás la Shejiná (Presencia Divina) se apartó del Kotel HaMaaravi (muro occidental)”?
Según casi todas las opiniones de nuestros Sabios, no se esta refiriendo al Kotel del Monte del Templo (el que vemos hoy en día), sino que al muro occidental del Heijal. O sea, a la pared occidental del Kodesh Kodashim (el lugar más sagrado del Templo).

Otra razón por la cual nosotros oramos en el muro occidental que vemos hoy en día, y no en cualquiera de las murallas restantes que quedaron, es que es la más cercana al Kodesh Kodashim.

Hay quienes opinan que la razón por la cual el Muro Occidental del Monte no fue destruido completamente, es que el Rey David mismo lo construyó. “Le dijo David: “Y por que yo no lo puedo construir (al Templo)? Le dijo El Santo Bendito es El: si tu lo construyeras, jamás podría ser destruido” (Psikta Rabati 2).

Luego de 2,000 años de exilio, escuchamos la noticia de que “El Monte del Templo esta en nuestras manos!”. Pero después de uno minutos, bajaron los soldados de Tzaha”l (Ejercito de Defensa Israelí) y buscaron el Kotel…
Para que esto no vuelva suceder, tenemos que recordar que la parada final del Bus #1 no debería ser el Kotel, y debemos tener como meta poder elevarnos a la Santidad y Pureza que se encuentra al otro lado del muro…el Gran Templo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

En busca de la infelicidad

El otro día hablábamos con mis amigas acerca de que algo en el mecanismo debe estar fallando. No nos referíamos ni al lavarropas ni al refrigerador, sino a una maquinaria mucho más sutil y delicada: nuestra propia vida. Desde que nos sentamos frente a un plato repleto de brownies no dejamos de preguntamos cuál era el error que cometíamos, porque aunque nuestra vida es como una epopeya no podemos dejar de sentirnos en un drama.

Una indicó que la culpa era del esfuerzo. Porque (por lo menos en Israel) no tenemos ayuda doméstica, así que mientras regamos las plantas, criamos a nuestros hijos, recibimos invitados en shabat y también nos ofrecemos a cocinar para nuestra vecina parturienta cuando volvemos del trabajo.

Dos directamente enumeró los básicos de revista femenina y denunció que la mala alimentación, el poco tiempo de descanso y la falta de ejercicio físico son la causa del descontento que nos invade. Que una mujer que come la sobras del plato de sus hijos, duerme a intervalos de tres horas y el único ejercicio que realiza es al bajar la basura, no le está dando a la máquina el combustible que necesita.

En ese momento Tres protestó (a ella nadie la llama máquina) y proclamó que la variedad es la sal de la vida. Dijo que el problema es la rutina y la negatividad, y que la solución es dejar de levantarse cada mañana pensando que ese día será igual al anterior. Que así sólo se termina marchita murmurando por la casa “pobrecita de mí”.

Cuatro se aclaró la garganta y sin ninguna vergüenza le echó la culpa a nuestra  educación. ¿Qué otra cosa  se puede esperar de una generación educada con delirios de grandeza?, nos preguntó. Si casi todas fuimos educadas con aires de princesas a las que el mundo les rinde honores mientras saludan sin dejar caer la corona. Si fuimos educadas para rechazar todo lo que hoy tenemos. Y agregó mientras volvía a llenar su taza, que por más que nos esforcemos por borrarlos, los mandatos recibidos en algún lugar resuenan: “no serás ama de casa, nunca ama de casa, ama de casa, jamás”. Que no nos queda otra que resingarnos a esa dualidad. Que somos bovaristas (aquí Tres se indignó, pero luego le explicamos el sentido de esa palabra). Que sufrimos porque sentimos que no tenemos la vida que merecemos.

Y por último Cinco dijo que quizá sea sólo una cuestión de timing, que habría que ajustar el mecanismo del reloj, porque el problema es que en tiempo real nos vemos esquivando los baches con el cochecito del bebé cargando las bolsas del mercado, pero si reproduciríamos en cámara lenta nos veríamos caminando por el campo con nuestras familias mientras una suave brisa nos trasporta el aroma de los jazmines.

La cuestión es que hasta el momento de repartirnos el último brownie no habíamos llegado a ninguna conclusión y tampoco es que pretendiésemos encontrar el origen de la infelicidad en una charla con amigas, pero sea como sea, al final todas coincidimos en que hoy era el día propicio para proponernos el cambio y rezar por ello.   

martes, 5 de mayo de 2009

Di poco y haz mucho

El día veintisiete.


!Oh lengua! Te he aprisionado dentro de dos formidables murallas: una dura (los dientes cerrados) y otra blanda (la boca sellada); y todavía te sueltas y causas estrago. ¿Qué más puedo hacer para controlarte?

(Arajín 15b)