Ayer, la información oficial que recorría los pasillos de la oficina anunciaba que iba a ser uno de los días más intensos del año.
La temperatura emocional estaba tan alta que el lugar amenazaba con convertirse en una olla a presión.
La historia de lo que pasó en esta misma época, el año pasado, la conocías de memoria: la habías escuchado de boca de las altas esferas y también de los simples lacayos.
Todos entraron con miedo a que se repitiera la experiencia.
Nadie quiere trabajar hasta las tres de la mañana.
¿Y vos qué hiciste?
LLegaste y detuviste un caso de bullying.
Una pelea arcaica entre dos balabustas.
Tuviste una charla en voz baja, como recomiendan los expertos.
Sonreíste y calmaste las aguas agitadas.
Te agradecieron el consejo.
En un exabrupto le pediste a tu jefa que no te incluyera en los créditos.
“Quiero trabajar la humildad”, dijiste.
(Aunque acá igual lo contás).
Te contuviste de interrumpir el descanso del equipo
que se alargaba alrededor de la pizza.
(Aunque la intención se notaba).
Echaste,
de manera sutil y graciosa,
a la editora intrusa que se escurrió en la zona de gráfica.
Y escribiste una carta de agradecimiento,
elogiando un sistema de cierre
creado por otros.
sos lo más!!!!! Ojalá todos trabajáramos tanto sobre nosotros mismos
ResponderEliminartodos podemos elegir algo que nos sale bien y trabajar sobre eso
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