Siguen llegando invitadas a nuestro blog. Hoy recibimos (con una sonrisa) a nuestra querida Rita Lampa (que algún día nos explicará el seudónimo)
Esta mañana fue la de “salir”. Solo eso ya la hace una mañana por demás especial. Así que allí fui, a mi tan esperada clase de educación de niños donde somos 30 mujeres, lo que dificulta el acercamiento personal, más allá de quien tengas sentado a tu lado. Acceder a la Morá es casi un imposible, y una vez allí, pareciera que se enciende un cronómetro que te anuncia que ya pasaron 15 segundos y es el turno de preguntar a alguna de las 29 que están alrededor de ti esperando.
Pero hoy fue diferente. Cuando me acerqué a preguntarle algo, la conversación fue así:
-mi hijo me dijo que....
-¡qué lindo te queda el rosa!!
-Gracias, gracias....como te decía, mi hijo me...
-¡¡De verdad!! Te ilumina la cara de un modo especial...
-Gracias de nuevo. Mi hijo....
Esas pocas palabras me dejaron tan contenta, que decidí brindar con un café con leche, y de camino, me crucé con quien yo consideraba una de las mujeres mas frías que hay en el grupo, o por lo menos así se muestra con sus comentarios... Cuando voy a saludarla, se adelanta con un:
-¡¡¡Te queda hermosos el rosa!!! Tirá todo lo negro, hacele gnizá, desde ahora ¡¡solo rosa!!
Fue ahí que me desmaye de la alegría. Y pensé: cómo un pequeño y simple comentario puede crear una sonrisa en el alma para todo el día.
A veces vemos cosas en los demás que nos agradan mucho, pero solo nos limitamos a observarlas. Hace un tiempo aprendí como puede cambiar el día de una persona un comentario positivo, por mas simple que sea. También el modo en que nos dirigimos a la otra persona, puede cambiar su día. La semana pasada escuché de la Rabanit Bashari, hablar acerca de la importancia de una sonrisa y relató la siguiente historia: Esperaba su turno en el doctor, aterrorizada por los gritos que se escuchaban desde el consultorio. Le aterraba la idea de que a ella también el doctor le grite así, pero no tenia opción, debía entrar. A pesar de lo tensionada que se sentía con la situación, ingresó al consultorio con su mejor sonrisa. Desde allí, fue como si el doctor se hubiese transformado en otra persona- La trató de un modo muy amable y hata le agradeció por su sonrisa...
Que veezrat Hashem encontremos el modo de pintar de rosa nuestros días y los de los demás.
¡Gracias Rita! ya estamos esperando tu próxima visita
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Gracias por comentar, se que cuesta esfuerzo