
La vida es una. La vida hay que vivirla. Les suena conocido ¿verdad? Lástima que en general esto se diga en el contexto equivocado, que se utilice para defender un estilo de vida sin responsabilidad ante los propios actos. Pero las frases en sí podrían ser válidas. Porque la vida es una y hay que vivirla. El tema es cómo vivirla, y justamente ese es el regalo que Hashem nos dio: poder elegir cómo.
Utilicemos como ejemplo el mar: Allí está y todos reconocemos su belleza. Pero ¿qué hacemos con el mar? Podemos mirarlo de lejos. Podemos entrar y luchar contra las olas intentando vencerlas mientras ellas, de una u otra manera, siempre nos arrastrarán a donde quieran. Podemos surfearlas y utilizar su propio poder para superarlas y disfrutar de la aventura. Y también podemos bucear, sumergirnos y descubrir las profundidades del mar.
Linda la metáfora del mar, las olas. Muy linda. Voy a hacer un poster para mi habitación así cuando suena el despertador y lo único que quiero es seguir mirando el mar de lejos, es decir, seguir durmiendo, me levanto con energía, y si viene una ola y quiere arrastrarme, fluyo con ella y la uso a mi favor, porque esa ola es la herramienta que Hashem me está dando para hacer lo que tengo que hacer ese día. Depende de mí cómo utilizarla. Un martillo sirve tanto para construir como para destruir.
Como decía la solapa de aquellos libros de mi infancia: Recuerda que tú eliges la aventura, que tú eres la aventura. Y a los ciento veinte años (esto no lo ponían en los libros) sabremos si lo que elegimos cada día nos llevó a completar nuestra misión en la vida.
Utilicemos como ejemplo el mar: Allí está y todos reconocemos su belleza. Pero ¿qué hacemos con el mar? Podemos mirarlo de lejos. Podemos entrar y luchar contra las olas intentando vencerlas mientras ellas, de una u otra manera, siempre nos arrastrarán a donde quieran. Podemos surfearlas y utilizar su propio poder para superarlas y disfrutar de la aventura. Y también podemos bucear, sumergirnos y descubrir las profundidades del mar.
Linda la metáfora del mar, las olas. Muy linda. Voy a hacer un poster para mi habitación así cuando suena el despertador y lo único que quiero es seguir mirando el mar de lejos, es decir, seguir durmiendo, me levanto con energía, y si viene una ola y quiere arrastrarme, fluyo con ella y la uso a mi favor, porque esa ola es la herramienta que Hashem me está dando para hacer lo que tengo que hacer ese día. Depende de mí cómo utilizarla. Un martillo sirve tanto para construir como para destruir.
Como decía la solapa de aquellos libros de mi infancia: Recuerda que tú eliges la aventura, que tú eres la aventura. Y a los ciento veinte años (esto no lo ponían en los libros) sabremos si lo que elegimos cada día nos llevó a completar nuestra misión en la vida.
Fantastico...sos una genia!
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