lunes, 2 de marzo de 2009

La Saga de Purim: Parte II

En la entrega anterior, vimos que Mordejai había sido nominado como representante del pueblo Judío para influenciar al rey a favor del pueblo, y así boicotear los malvados planes de Haman.

Ajashverosh, sin embargo, no necesitaba ningún soborno de Haman, ya que su mujer, Vashti, ya se había encargado de ello amenazándolo: "Mi padre, (Nebujadnetzar), destruyó el Templo, y tu osarías permitir su reconstrucción?" (Midrash Esther Rabba). Reforzado por el apoyo de su mujer, Ajashverosh, como Belshazar hiciera antes que él, llegó a la conclusión de que el Templo Sagrado era algo del pasado, y que este "hecho" valía la pena celebrarlo. De ahí, los 180 días de festejo que se describen en el libro de Esther. Y como Belshazar hiciera anteriormente, también él ordenó que las vasijas robadas del Templo fueran exhibidas en un desfile delante de los huéspedes, como evidencia de la caída final del Templo Sagrado. Que Vashti, la instigadora de su intransigencia encontrara de repente su propia muerte, no nos debería sorprender.

Lección 3: Los que se oponen a la voluntad de D-os, caerán.

Tanto nobles como gente común fueron invitados a tomar parte del suntuoso banquete en la mesa del rey. Los judíos de Shushan se sintieron halagados por su inclusión en la lista de invitados, y participaron felizmente. El hecho de que participaran en la celebración de la caída del Beit HaMikdash, fue lo que trajo el decreto de exterminio sobre los judíos.

Lección 4: La asimilación lleva al exterminio.

Únicamente un judío, Mordejai, no participó ni fue seducido por los “favores” que el rey prodigaba sobre sus hermanos judíos. Mordejai continuó en controversia y luchando contra Haman, el atormentador de los judíos. Todos los que conocen el libro de Esther saben que Haman consiguió que Ajashverosh ordenara exterminar a los judíos. Cuando Mordejai informó a Esther de este plan, ella entró a la cámara del rey para implorar en favor de su pueblo, y Ajashverosh le respondió que cumpliría cualquiera fuese su petición, “hasta la mitad del reino te daré”. Nuestros sabios nos enseñan que su intención era darle cualquier cosa, menos aquello que dividiría su reino (que se expandía desde la India hasta Etiopía) en dos: la reconstrucción del Templo Sagrado de Jerusalem (Talmud babilónico, Tratado de Meguila).

Lección 5: Anteponer la voluntad de Dios a la nuestra, es nuestra única opción verdadera.
¿Logrará Esther despertar la misericordia del rey, y desenmascarar al malvado Haman? O también ella caerá, junto a su pueblo? Para averiguarlo, no te pierdas la última parte de esta saga!
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Cortesia del Majon HaMikdash

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