La mesa de mi bobe.
Estos días leí que a algunos Tzadikim los enterraron con sus mesas.
Esas mesas llenas de Toire, eran sus testigos fieles de amor y fidelidad a HaShem...
Le digo a mi esposo, le cuento, no se qué hacer con la mesa de mi bobe...
Le cuento lo que leí y me mira, no entiende, qué querés hacer?
Quiero saber dónde va a estar la mesa de mi bobe, para que después de los 127 años...
Me encantaría ser tzadeket... y que esta mesa...
Mi esposo no tuvo palabras, mejor, por las dudas...
Surgen cosas tan insólitas en estos días, con los objetos, con la gente y viceversa...
Hay gente que presiona para verme! Presiona para que yo haga una despedida teatral...
Me hacen acordar a cuando trabajé con Luis Miguel, sí! Luis Miguel!!! Fue solo una gira por el interior del país, yo formé parte del coro y armé las coreografías. Como culminación de ese trabajo, hizo una presentación, creo, en ATC, un canal de televisión argentino. Las fans enloquecidas, esperaban afuera del canal para verlo (?). Y los músicos, y las chicas del coro, que acompañábamos a la estrella, salíamos a la intemperie, a través de un corredor humano formado por gente de seguridad. Las fans, nos habían visto cantar “cerca” del ídolo, y no lo podían soportar, así que, cuando salimos caminando por ese corredorcito, nos patearon los tobillos y nos insultaron con palabras tan groseras, que por supuesto, ya no guardo en la memoria...
Con esto de que “nos vamos”, la gente saca reacciones insólitas de la galera, o de debajo de la peluca. Hay gente que se emociona, se pone contenta y triste, y hay otra gente que reacciona de manera extraña... HaShem me trae con esa gente, algunos puntapiés solapados, algunas bolsas de culpa tiradas por la cabeza, y algunos arañazos de último momento... Yo trato de aferrarme a Él con todas mis fuerzas y seguir mi camino. Porque, esta vez, el corredorcito es la antesala de mi casa, me lleva hacia mi lugar, hacia nuestro lugar, hacia nuestra verdadero hogar...
Y, después de todo, HaShem, en Su bondad infinita, me trae una amiga, Margalit, que se llevará a su casa la mesa de mi bobe, para seguir llenándola de Toire y de voces de niños en el Kidush de Shabat...
Y tal vez, antes de lo que esperamos, estaremos comiendo Seudat Mashiaj sobre esa mesa, en Ierushalaim, junto a mi bobe Jaie, por supuesto.