“Aquél que tiene un ojo generoso será bendecido”
Proverbios 22:9

Existe un "ojo generoso" y un "mal ojo" . Ambos términos han sido utilizados durante muchos milenios y pueden encontrarse en las Escrituras y en el Talmud como indicadores de la medida de un hombre. Abraham fue el paradigma del que posee un "ojo generoso" . Siempre buscaba el bien en los demás y no sentía celos ni odio por sus congéneres. Bilaam, por el contrario, es el epítome de aquél que tiene un "mal ojo" de aquél que siempre busca la falla en los demás y siente celos de los bienes o de la posición de los otros (ver Avot 5:19).
El Talmud, al referirse al mal ojo, le adscribe poderes casi místicos. Mirar los bienes ajenos con envidia en los ojos puede hacer que el mal recaiga sobre esa persona. Es por eso que la ley Talmúdica prohíbe construir una casa muy cerca de la otra. La privacidad es muy importante, no sea que vayamos a mirar las posesiones de nuestro vecino con uno ojo envidioso. Los vecinos deben mantener una distancia razonable entre sí, o al menos, las casas deben ser construidas separadas y con cierto espacio entre sí (Bava Batra 3a).
Usualmente el "mal ojo" se entiende como mirar a la otra persona con intención de que le suceda algo malo. También incluye el envidiar las posesiones de otro, sentirse mal por su éxito (como si su éxito de alguna manera disminuyera nuestra capacidad para lograr algo en la vida), la mezquindad y demás. El Rebe Najmán enseña que el mal ojo lleva a una aceleración del ritmo respiratorio. De alguna manera, la envidia y la ira generados por el éxito del otro, hacen que uno acelere su ritmo respiratorio (ver Likutey Moharán I, 55:13).
Enseña por tanto el Talmud (Sotá 38b), "Debemos darle la copa [de vino, en la bendición] de después de comer a alguien con buen ojo. Así está escrito (Proverbios 22:9), ´Aquél que tiene ojo generoso será bendecido´. No leas solamente ´será bendecido´, sino ´bendecirá...´" . Por el contrario, uno debe tener cuidado de la gente con mirada envidiosa, como advierte el Rey Salomón (Proverbios 23:6), "No compartas pan con [aquél que posee] un mal ojo" .
Esto no es meramente una cuestión de superstición. Así como el buen ojo bendice, el mal ojo sustrae. La avaricia es la fuente del poder del mal ojo: cuando uno mira las posesiones de otra persona con avaricia y la otra persona es de alguna manera culpable del mal uso de su dinero o es indigna de la riqueza que posee, puede entonces perder sus bienes, D´s no lo permita. Claramente, el modo en que miramos las posesiones del otro puede despertar el juicio Divino en su contra. De la misma manera, cuando consideramos las posesiones de los otros de manera generosa, podemos, con el mero "mirar de nuestros ojos" , traerles bendiciones.
Cuando comprendemos que los ojos son las "ventanas de la mente" , comprendemos entonces la importancia del "mal ojo" .
Enseña el Rebe Najmán:
La memoria depende de los ojos, como en (Éxodo 13:9), "[Los tefilín serán como] un recordatorio entre tus ojos" . Para cuidar nuestra memoria, debemos primero cuidarnos del mal ojo -- de los malos pensamientos sobre los demás, de la envidia y de todas las formas de la negatividad. El mal ojo no sólo puede dañar a aquél a quien está dirigido, sino también a aquél que lo que esta dirigiendo, incluso en mayor grado. De la misma manera, tener un mal ojo va de la mano con el olvido (Likutey Moharán I, 54:4).
Pero no debemos vivir con el temor constante del mal ojo, o de que los demás quieran desearnos algún daño. Enseña el Rebe Najmán que si nos sentimos incapaces de cuidarnos contra el mal ojo, debemos entonces huir de él. Sin embargo, si podemos comprender la esencia del mal ojo, nuestras acciones serán mucho más efectivas: podremos rectificarlo.
Por ejemplo, una persona puede tener mal ojo contra la posición social de otra persona. Este mal ojo surge del atributo caído de Maljut (Reinado, que al dañarse lleva a un descenso de la autoestima y a la necesidad de disminuir a los demás para sobresalir). Para corregir este Maljut caído, uno debe tratar de elevar el Maljut de D´s mediante el estudio de la Torá o difundiendo el Nombre de D´s en el mundo. De esta manera, uno demuestra su lealtad a D´s más que a la propia necesidad de auto engrandecimiento. Esto sirve para rectificar en su raíz el mal ojo del Maljut caído (Likutey Moharán I, 54:4).
------------------------------
Fuente: Anatomía del Alma. Rabí Najman de Breslov