lunes, 30 de junio de 2008

Escape hacia la libertad

El otro día, mientras leía este post (vayan y vuelvan) me quedé pensando en el tema del libre albedrío. Hay preguntas clásicas que todos nos hemos (o deberíamos habernos) hecho: ¿cómo podemos tener libertad de elección si Hashem ya sabe lo que vamos a hacer? ¿Qué importa la manera en la que nos comportemos, si el diseño del mundo ya está trazado?

Es tentador elegir la respuesta fácil y llegar a la conclusión que nos lleva por el camino sin compromiso: No somos libres para elegir, ergo no somos responsables de nuestros actos. Que viva la pepa. Echémosle la culpa al determinismo moral.

Pero la Torá nos presenta el concepto de libre albedrío como indiscutible y esencial. En eso no hay elección (me gusta esta paradoja), seremos libres si o si. "…he puesto ante ustedes, la vida y el bien, la muerte y el mal... la bendición y la maldición…" (Deuteronomio 30:15-20). Lo que tenemos que elegir es cómo usar esa libertad.

El rabbi David Aaron trae un ejemplo magnífico para explicarlo: Imáginate que eres una tubería, -dice- y el agua fluye en ti. Puedes girar a la izquierda o a la derecha y dirigir el flujo de agua en varias direcciones, pero no puedes determinar si el agua fluye o no.

Es decir que a lo que debemos estar atentos es a qué parte de nuestra persona le estamos dando el poder de decidir. Una amiga me contó algo que leyó basado en las enseñanzas del Rambam y que se relaciona con este tema: Cuando se nos presenta una tentación, dos partes entran en conflicto, pero el ietzer hará (el mal instinto) hace que la parte engañosa hable en primera persona: “no puedo resistir esa porción de torta”, y que la parte verdadera se exprese en tercera persona “no comas eso, te va a hacer mal”. ¡Qué efectivo el ietzer!, no puede fallar si nos hace confundir el yo verdadero y uno termina condenado a los deseos. Pero eso es meter a la libertad entre rejas.

Ahora las preguntas que deberíamos hacernos son otras: ¿Realmente queremos liberar a la libertad? ¿Aceptamos esa responsabilidad aunque implique un compromiso con la verdad?

Así que ya saben, queridos amigos, a comenzar a planear la fuga, a elegir bien cada paso. Más que hacer lo que quieran, deberían querer hacer lo que crean. Nos vemos en la próxima, si es que deciden venir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno!
me gusta mucho el rabbi aaron. los libros están en castellano?