martes, 15 de abril de 2008

Joshej - Oscuridad (Novena Plaga)

Además de adorar al Nilo, los Egipcios también le rendían culto al dios-sol. Para destruir la creencia en el poder de su ídolo, D´s hizo obvio el límite de los poderes del sol al hacer que la oscuridad cayese sobre la tierra de Egipto. 

Nuestros Sabios nos dicen que había muchos Judíos en Egipto que no tenían fe en D`s. Ellos no creían que el Todopoderoso los iría a Redimir tal como Lo prometiera a los Patriarcas. Debido a su falta de fe, estos Judíos no fueron dignos de ser redimidos y fueron condenados a morir en Egipto. D´s trajo la Plaga de la Oscuridad sobre Egipto para que los Egipcios no viesen a todos esos miles de Judíos muriendo y más tarde dijeran que también los Judíos habían sufrido durante las Diez Plagas. Todos los Judíos que murieron en ese entonces fueron sepultados durante los seis días de oscuridad. A diferencia de las plagas anteriores, cada una de las cuales duró una semana completa, la Plaga de la Oscuridad sólo duró seis días. El séptimo día restante fue guardado hasta el momento de la Separación del Mar Rojo, cuando al mismo tiempo en que los Judíos tenían luz, los Egipcios se hallaban en completa oscuridad.

Otros son de la opinión de que el séptimo día de oscuridad ocurrió durante la noche de la Décima Plaga, la Matanza de los Primogénitos. Otra diferencia más entre esta plaga y aquellas que la precedieron era que las otras plagas comenzaron justamente al romper el alba, mientras que la oscuridad sólo descendió una vez que el sol se encontraba bien alto. Dios lo hizo así para que los Egipcios no pudiesen decir que ello no era más que una continuación de la noche. 

La Plaga de la Oscuridad era única también en el hecho de que llegó en dos partes separadas. Más que una falta de luz durante la cual es posible discernir a veces alguna forma, la oscuridad de los tres primeros días era tan densa y espesa que era imposible distinguir nada en absoluto. Las estrellas no brillaban y era como si todo Egipto hubiera sido cubierto por una densa y oscura nube. Aún así los Egipcios podían moverse de un lado a otro. Pero, durante los tres días siguientes, la oscuridad tomó una real existencia física. Los Egipcios estaban envueltos por esta oscuridad de manera tal que quienquiera que hubiera estado sentado no podía pararse y aquél que estaba de pie no podía sentarse. Estuvieron atrapados en sus posiciones durante los tres días seguidos. Parte del milagro fue que los Egipcios permanecieran con vida durante los tres últimos días de la plaga. 

La oscuridad era tan abarcadora que llenaba sus bocas y narices, haciéndoles imposible el respirar. Pero Dios quiso que los Egipcios tuviesen un pregusto de lo que les tenía reservado en el Mar Rojo, cuando estuvieran con vida bajo las aguas de manera que sufriesen el tormento de ser golpeados y arrastrados por el mar. 

Algunos comentaristas mantienen que esta oscuridad era la oscuridad de Guehinom. Cuando uno transgrede piensa que nadie lo está viendo. Su castigo entonces es que no se le permite ver a nadie. 

A diferencia de los Egipcios, los Judíos tuvieron luz durante los seis días de la plaga. La luz brillaba para los Judíos, incluso durante la noche y así les fue posible apreciar la enorme magnitud del milagro generado para su beneficio. Allí adonde iba un Judío esta luz lo acompañaba. Incluso si un Judío estaba junto a un Egipcio, él tenía luz y el Egipcio no tenía más que oscuridad. Y así serán las cosas también durante la Redención Final. 

D´s le había prometido a Abraham que sus descendientes saldrían de la esclavitud con una gran riqueza. Pero hasta ese momento y con el Exodo tan cercano, los Judíos no habían podido aún juntar ninguna fortuna. Esto se debió a que D´s eligió la Plaga de la Oscuridad como el momento para iniciar los pasos que llevarían a cumplir con Su promesa. Los Judíos, que ahora podían ver durante la oscuridad, entraban a las casas de los Egipcios sin ser molestados y allí caminaban libremente, tomando nota de todo el oro, plata y piedras preciosas, de todas las ricas vestimentas y utensilios que allí tenían. Pero así y todo, los Judíos no tomaron nada de ello; sólo observaron. Más tarde, durante el Exodo, los Judíos pidieron a aquellos que los habían esclavizado que los remunerasen. Cuando un Egipcio se negaba aduciendo que no tenía nada de valor, el Judío le decía, "Pero yo vi tal y tal cosa en tal y tal cajón en tal y tal habitación..." El Egipcio se veía forzado a admitir la verdad y le daba entonces a su antiguo esclavo Judío el objeto que le estaba pidiendo. De esta manera los Judíos pudieron juntar enormes fortunas, habiendo conocido la totalidad de la riqueza de los Egipcios. Pero el Faraón continuó negando la libertad a los Judíos.

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