viernes, 11 de abril de 2008

Dever - Granizo (Séptima Plaga)

D´s hizo que Moshé les advirtiese a los Egipcios que aquellos que temiesen al Todopoderoso pusieran a cubierto sus rebaños y que también ellos debían quedarse dentro durante toda la plaga. Parte de la intención de D´s al enviar esta advertencia era que los Egipcios pudiesen más tarde tener caballos con los cuales perseguir a los Judíos luego del Exodo. El granizo consistía en grandes y filosas piedras de hielo transparente. Dentro del hielo había fuego. Dios creó una armonía entre estos dos elementos opuestos de modo que el fuego no evaporase el agua y ésta no extinguiese al fuego. 

Esta combinación de fuerzas descendió con tal furia que el hielo caía cortando los árboles como si fuesen de papel, mientras que el fuego saltaba y consumía todo lo que estaba en su camino. Muchos cultivos fueron destruidos y aquellos que quedaron en pie fueron a propósito, para que las langostas que siguieron al granizo tuviesen también algo para destruir. Las piedras de granizo cayeron tan juntas una de la otra que si algún animal de su ganado se encontraba fuera, este era rodeado de inmediato por el hielo y moría congelado en un instante. Si un Egipcio sacrificaba ese animal y trataba de aprovecharse de su carne para alimento, llegaban los pájaros y se la arrebataban de las manos. 

Una vez más Goshen se mantuvo intacto. Y si un animal de un Judío estaba junto al de un Egipcio, el granizo mataba al del Egipcio pero el animal del Judío seguía intacto. ¡Hasta podía moverse libremente y pastar mientras el granizo seguía cayendo! El Faraón le rogó a Moshé que detuviese los truenos y el granizo. Moshé oró y la Plaga de Granizo llegó a su término. Todo granizo que hubiese estado cayendo en el momento en que las plegarias de Moshé fueron aceptadas, se mantuvo allí donde estaba. Parte de este granizo "en suspenso" es el que cayó más tarde en la batalla de Ioshúa en Givón (Ioshúa 10:11). El resto caerá durante la batalla de Gog y Magog (Ezequiel 38:22), cuando los milagros de la Redención Final serán mucho mayores que los del Exodo. Una vez que la plaga de granizo se detuvo, el corazón del Faraón volvió a endurecerse y se negó a liberar a los Judíos.

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