domingo, 13 de abril de 2008

Barad - Langostas (Octava Plaga)

Las langostas arrasaron la tierra de Egipto y acabaron con el resto del cultivo que no había sido destruido por el granizo. Aunque los Egipcios solían considerar los ataques de las langostas sobre sus cultivos como un evento natural, esta Plaga de Langostas fue muy diferente a todo lo que habían visto. Estas langostas llegaron como una unidad, oscureciendo por completo el cielo de toda la tierra de Egipto. Como una sola descendieron y consumieron todas las plantaciones. Luego, en vez de mudarse hacia otras vegetaciones, las langostas fueron al centro de la ciudad y entraron al palacio del Faraón y a las casas de sus ministros. De allí se desparramaron por todas las ciudades y pueblos, infestando las casas de todos los Egipcios.

Estas langostas eran muy poderosas. Picaban como las avispas y tenían el poder de cegar y matar a sus víctimas. No importa dónde se ocultasen ni adonde fuesen, los Egipcios eran incapaces de encontrar respiro ante su ataque. 

Aunque las langostas eran muchas, no se les permitió sobrepasar los límites de Egipto. Esto fue una bendición para los pueblos vecinos que tenían disputas territoriales con Egipto. Ahora era evidente que aquellas áreas libres de langostas pertenecían al país vecino. (Lo mismo sucedió durante la plaga de las ranas.) Algunos Egipcios trataron de huir de Egipto y llevar sus cosechas a las tierras vecinas, pero las langostas formaban una pared en la frontera y no dejaban que nadie cruzase. 

En Goshen, las langostas no molestaron a ningún Judío ni a sus cosechas. Pero, a diferencia de la Plaga de Granizo, si un Egipcio tenía una cosecha en tierra de un Judío en Goshen, la langosta no la consumía. Si un Judío le había comprado un árbol a un Egipcio para el uso de su madera, sólo sus raíces eran comidas mas no el resto. Si un Egipcio le había comprado un árbol a un Judío por su madera, el árbol era comido mas no su raíz. Pese a todo, los Egipcios esperaban obtener alguna ganancia de esta plaga. Guardando las langostas en barriles, las preservaron en salmuera, con la intención de comerlas como un plato delicado. Pero al terminar la plaga, Dios le dio vida a todas esas langostas y volando se las llevó un fuerte viento del este.

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