domingo, 9 de marzo de 2008

Un Midrash de la Megillah


Tan pronto Ajashverosh se proclamó rey de Persia, resolvió utilizar como propio el trono del rey Salomón que había capturado. El trono del rey Salomón era el más maravilloso sobre el que soberano alguno se haya sentado jamás. Estaba hecho totalmente de marfil y cubierto de oro, incrustado de rubíes, zafiros, esmeraldas y otras piedras preciosas que lucían con los más brillantes, deslumbrantes y fascinantes matices y colores. Seis escalones conducían al asiento; cada escalón tenía por objeto recordar al rey cada uno de los seis mandamientos especiales que los reyes de Israel estaban obligados a cumplir. En ambos costados, sobre cada uno de los escalones, yacían o se erguían figuras de animales de oro puro. En el primero, un león frente a un buey; en el segundo, un lobo frente a un cordero; en el tercero, un tigre y un camello; en el cuarto, un águila dando frente a un pavo real; en el quinto, un gato y un gallo; en el sexto, un halcón y una paloma. Más arriba, sobre el trono mismo, una paloma de oro sostenía en su pico a un áureo halcón. Al costado, alzándose por encima del trono, una magnífica Menorá o candelabro, de oro puro, decorada con cubetas, borlillas, flores, capullos y pétalos áureos. De cada lado de la Menorá se elevaban siete brazos. En los brazos de un lado estaban grabados los nombres de los sietes padres del mundo: Adán, Noé, Sem, Abraham, Isaac y Jacov, con Job en el medio. En el otro, los nombres de los siete hombres más piadosos: Leví, Kehot y Amram, Moisés y Aarón, Eldad y Medad, y Hur en el medio.


A cada lado del trono había un sitial especial de oro para el Sumo Sacerdote y otro para el Segan o sacerdote que le seguía en jerarquía; rodeaban a éstos otros setenta sitiales de oro para los ancianos del Sanedrín o Suprimo Tribunal de Jueces. Veinticuatro enredaderas de oro entretejían un inmenso dosel sobre el trono. Cuando el rey Salomón iniciaba el ascenso de las gradas, se ponía en movimiento un mecanismo especial. Tan pronto ponía el pie en el escalón, el buey y el león de oro extendían una de sus patas para sostener al soberano y ayudarle a subir al siguiente. Desde ambos costados los animales prestaban apoyo al rey hasta que éste quedaba confortablemente instalado en le trono. No bien tomaba ubicación en el sitial, un águila dorada traía la gran corona y la mantenía suspendida, apenas, sobre la cabeza del rey Salomón, de suerte que no le pesara demasiado. Luego, una áurea paloma volaba al Arca Sagrada y extraía un delgado rollo de la Torá que depositaba en el regazo del soberano, para que se cumpliera el mandamiento bíblico de que la ley estará siempre con el rey y le guiará en su reinado sobre Israel. El Sumo Sacerdote, el Segan y los Setenta ancianos subían para saludar al rey y se sentaban a oír los casos sometidos a juicio. Todos los soberanos y los príncipes reinantes de entonces hablaban con admiración del trono del rey Salomón y acudían a su palacio para pasmarse ante sus maravillas y su belleza. Muchos años después, cuando cierto faraón egipcio invadió la tierra de Judá, capturó este trono maravilloso, pero en el momento en que pretendió subir a él y apoyó el pie en el primer escalón, el león dorado le dio tal golpe en el muslo que cayó y quedo lisiado por el resto de su vida. Por eso pasó a la historia con el apodo de "El Cojo". Más tarde, cuando Nabucodonosor destruyó el Templo y subsecuentemente también conquistó el Egipto, llevose el trono a Babilonia. Más, en cuanto trató de subir las gradas, el león lo arrojo y Nabucodonosor no volvió a aventurarse a intentarlo. Luego, el rey Darío de Persia conquistó Babilonia y se llevó el trono a Media.


Cuando Ajashverosh, a su vez, trató de subir al trono, también recibió un golpe en las piernas y cayó. Ajashverosh no repitió la prueba. En lugar de ello hizo traer de Egipto a afamados maestros de la mecánica, y se les ordenó construirle un trono similar al del rey Salomón. Durante casi tres años los artesanos egipcios trabajaron en el trono para el rey, y finalmente, lo terminaron. Con este motivo, Ajashverosh dispuso la realización de una gran fiesta.

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