Yo no sé si a ustedes les pasa lo mismo que a mi, pero yo prefiero encontrar un virus en mi computadora a encontrar en mi camino a una de esas personas que se disfrazan de estatua, tener que usar zapatos de taco alto a soportar el tedio de un arlequín y sobre todo prefiero que me inviten a ver las diapositivas de un viaje por Europa a cruzarme con un mimo representando el acto de limpiar un vidrio.
Esto lo cuento para ayudarlos a que se formen una imagen mental de mi sensación fóbica el día que vi venir por el pasillo del hospital a un payaso que se dirigía peligrosamente a la habitación en donde estaba mi madre. En ese momento no había nada más lejos de mis planes que presenciar las pantomimas de un monigote, y mucho menos de uno que se acercaba con papeles arrugados en la mano, pero como él no pareció captar ninguno de mis gestos persuasivos; ni las miradas fulminantes, ni los cabeceos disimulados, entró, rebotó en sus zapatones y empezó con su rutina.
Sólo por testaruda no voy a reconocer que era terriblemente gracioso, pero por lo menos voy a admitir que nos entretuvo encantadoramente un largo rato, que logró que olvidemos por un instante nuestras penas y que la flor de papel que le regaló a mi madre, permaneció en su mesita durante toda su estadía.
Visitar a los enfermos (bikur jolim) es una mitzvá incluida en la categoría de gemilut jasadim, cuya recompensa se recibe tanto en este mundo como en el Mundo Venidero. Pero si bien hay muchísimas maneras de cumplir con esta mitzvá (hacer tefilá por la recuperación del enfermo, llevar comida a la familia de una persona internada, acompañar a una cita médica, salir a comprar medicamentos) también hay muchas maneras de no cumplirla (visitar en horarios inadecuados, interrumpir en el momento en que el paciente está con el doctor, ofrecer consejo médico sin que haya sido solicitado).
Debemos tener cuidado, porque la esencia de la mitzvá debe estar supeditada a las necesidades del enfermo, y no a nuestros deseos altruistas. Hay que estar atento a lo que la situación requiere, e intentar ser útil, ya sea ofreciendo una tarde de compañía, un llamado telefónico reconfortante, o incluso haciendo algo tonto para robarle una sonrisa al enfermo (esta clase de robo está permitido).
Está escrito en el tratado de Nedarim que quien visita a un enfermo lo redime del 1/60 de su enfermedad, esto significa que quien cumple adecuadamente con este precepto está involucrado activamente en el proceso de curación. O sea que podría decirse, que en el caso del payaso de hospital, el de la nariz colorada merece tanto respeto como el del guardapolvo blanco.
Esto lo cuento para ayudarlos a que se formen una imagen mental de mi sensación fóbica el día que vi venir por el pasillo del hospital a un payaso que se dirigía peligrosamente a la habitación en donde estaba mi madre. En ese momento no había nada más lejos de mis planes que presenciar las pantomimas de un monigote, y mucho menos de uno que se acercaba con papeles arrugados en la mano, pero como él no pareció captar ninguno de mis gestos persuasivos; ni las miradas fulminantes, ni los cabeceos disimulados, entró, rebotó en sus zapatones y empezó con su rutina.
Sólo por testaruda no voy a reconocer que era terriblemente gracioso, pero por lo menos voy a admitir que nos entretuvo encantadoramente un largo rato, que logró que olvidemos por un instante nuestras penas y que la flor de papel que le regaló a mi madre, permaneció en su mesita durante toda su estadía.
Visitar a los enfermos (bikur jolim) es una mitzvá incluida en la categoría de gemilut jasadim, cuya recompensa se recibe tanto en este mundo como en el Mundo Venidero. Pero si bien hay muchísimas maneras de cumplir con esta mitzvá (hacer tefilá por la recuperación del enfermo, llevar comida a la familia de una persona internada, acompañar a una cita médica, salir a comprar medicamentos) también hay muchas maneras de no cumplirla (visitar en horarios inadecuados, interrumpir en el momento en que el paciente está con el doctor, ofrecer consejo médico sin que haya sido solicitado).
Debemos tener cuidado, porque la esencia de la mitzvá debe estar supeditada a las necesidades del enfermo, y no a nuestros deseos altruistas. Hay que estar atento a lo que la situación requiere, e intentar ser útil, ya sea ofreciendo una tarde de compañía, un llamado telefónico reconfortante, o incluso haciendo algo tonto para robarle una sonrisa al enfermo (esta clase de robo está permitido).
Está escrito en el tratado de Nedarim que quien visita a un enfermo lo redime del 1/60 de su enfermedad, esto significa que quien cumple adecuadamente con este precepto está involucrado activamente en el proceso de curación. O sea que podría decirse, que en el caso del payaso de hospital, el de la nariz colorada merece tanto respeto como el del guardapolvo blanco.
Donde esta el limite entre lo que SI es cumplirla y entre lo que NO es cumplirla???
ResponderEliminarCuando se es amable y cuando se deja de serlo??
Por que 1/60?? He leído también que el sueño es 1/60 de la muerte, y algo, no recuerdo que, es un sesentavo del mundo por venir. Ah! y eso de si cae un sesentavo de carne en leche se anula. No entiendo muy bien.....
ResponderEliminarAnónimo: Si lees inglés, te dejo este link en donde están las halajot de bikur jolim (también puedes navegar por todo su site que es muy interesante)
ResponderEliminarhttp://www.bikurcholimcc.org/visiting1.html
Si no lees inglés avísame que trato de conseguirlo en castellano.
Caro: Hola, tengo que investigar el tema para poder contestarte(bli neder). Por ahora te agrego que Shabat es el 1/60 del Mundo Venidero y que la miel el 1/60 del man que comimos en el desierto.
muchas gracias Judi. Me encuentro en una situación en la cual me va a ayudar mucho leer sobre el tema. gut shabos
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