Es obvio que todos deseamos que nuestros hijos sean felices. Pero es un error pensar que esa es nuestra misión. La Torá obliga al padre a enseñar tres cosas a su hijo: Torá, un oficio y buenas cualidades (Kidushin 30:2). En ningún momento habla sobre la obligación de proporcionarle felicidad. ¿Por qué? Quizás debido a que un padre que educa a su hijo para estas tres cosas, le está facilitando todo lo que precisa para ser feliz.
Aunque la felicidad fuera lo más importante en la vida, los padres que tratan de asegurársela a sus hijos tienden a fracasar. A continuación las palabras del filósofo inglés del siglo XIX, John Stewart Mill, acerca de la felicidad:
Desde siempre sentí que la felicidad es la piedra fundamental de todas las conductas y la finalidad de la vida. Sin embargo, hoy por hoy, sostengo que el único camino para alcanzarla es, justamente, no considerarla el objetivo de nuestra actividad. Existe sólo un camino para ser feliz - perseguir cualquier objetivo menos el de la felicidad misma. Con respecto a la pregunta, hacia donde conduce la mera persecución de la felicidad carente de todo freno moral - lamentablemente, nuestra generación ha recibido respuesta.
Educadores de estos tiempos coinciden con esa misma idea básica:
Ubicar la felicidad del niño como objetivo, le evitará el der feliz… Tantas madres cometen el mismo error. Consideran que lo más importante en la crianza de los niños es hacerlos felices. Y no es así. Si educan a sus hijos para que sean responsables, aplicados, justos y se preocupen por el prójimo, ellos mismos hallarán su felicidad.
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Aprendiendo a Ser Padres. Miriam levi. Ed Jerusalem de México.
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