Damas y caballeros (disculpen que los llame así, pero no los conozco demasiado): la pregunta que me había surgido en el post anterior era: ¿cómo utilizar la fuerza del ietzer hará en su contra? Si creen que encontré la respuesta, se equivocan. Pero avancé algo en esa dirección y voy a compartir el camino.
Voy a empezar definiendo muy ásperamente el concepto de bien y de mal: Bien es todo lo que nos acerca a Hashem, mal es todo lo que nos aleja de Él. Ya sé que surgirán voces de protesta ante una definición tan simple, pero acéptenla por ahora para poder avanzar con la idea que hoy me invade la cabeza y que es la siguiente: ¿será posible que no exista “lo bueno” o “lo malo”? Por ejemplo emborracharse no es ni bueno ni malo. Cuando es la voluntad de Hashem (en purim), es bueno, cuando no es la voluntad de Hashem (el resto del año), es malo. ¿Qué hay de malo en comer harina? Nada… ¡excepto en pesaj! La misma acción puede ser una mitzvá o una trasgresión, dependiendo del momento y de la forma.
Voy a empezar definiendo muy ásperamente el concepto de bien y de mal: Bien es todo lo que nos acerca a Hashem, mal es todo lo que nos aleja de Él. Ya sé que surgirán voces de protesta ante una definición tan simple, pero acéptenla por ahora para poder avanzar con la idea que hoy me invade la cabeza y que es la siguiente: ¿será posible que no exista “lo bueno” o “lo malo”? Por ejemplo emborracharse no es ni bueno ni malo. Cuando es la voluntad de Hashem (en purim), es bueno, cuando no es la voluntad de Hashem (el resto del año), es malo. ¿Qué hay de malo en comer harina? Nada… ¡excepto en pesaj! La misma acción puede ser una mitzvá o una trasgresión, dependiendo del momento y de la forma.
O sea que toda fuerza tiene que poder ser reciclada de una u otra manera. Y ese justamente es el sentido de la teshuvá, es el proceso de elevar y convertir nuestras malas inclinaciones (o comportamiento animal, como algunos prefieren llamarlo) en poder espiritual. El ser humano tiene la capacidad de trasformar la oscuridad en luz.
La teshuvá es asombrosa. El talmud nos enseña que si trasgredimos y luego nos arrepentimos por miedo al castigo divino, entonces nuestro delito es considerado nulo. Pero si transgredimos y luego nos arrepentimos por amor a Hashem, entonces nuestro delito se considera mérito en el reino espiritual.
Este mundo es una planta de reciclaje, y todo el ietzer hará está allí para que lo reciclemos. Si aprendemos bien esta lección no nos preguntaremos más por qué hay tanto mal en el mundo, sino por qué no hay más mal para poder transformarlo y adquirir la elevación espiritual que conseguimos al hacerlo.
Me gusto esos ejemplos sobre lo bueno y lo malo.....
ResponderEliminardan que pensar!
Hay un libro hermoso de Rabbi Moshe Luzzato, el Ramjal, que habla del bien y el mal. Se llama LA SABIDURIA DEL ALMA y es un diálogo entre el intelecto y el alma.... se los recomiendo!!
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