lunes, 28 de enero de 2008

TDC V (acerca de la heladera y la muerte)

Lo confieso. Soy una persona ordenada. Altamente organizada y que funciona al ritmo de los relojes, los planes y las listas. Mi orden del día de hoy estaba relacionado con la heladera. La heladera que recién ayer me vinieron a arreglar luego de varios días de mal funcionamiento. Por un lado estaba sucia, por el otro, estaba vacía (a decir verdad, por todos lados estaba sucia y por todos lados estaba vacía). Y para agregarle un toque de inquietud a la situación, las compras debían ser hechas hoy, ya que mañana anuncian nieve en Jerusalén.

Bueno, o sea que allí estaba yo, según lo planeado, con los guantes de goma rosa rumbo al segundo estante, cuando recibo el llamado triste. Entonces es cuando llegamos a la segunda parte del título. La muerte de la prima de mi madre. No voy a entrar en detalles, pero luego de algunos llamados me enteré de que el cuerpo estaba solo. No sé mucho de las halajot que se refieren a los difuntos, pero estaba segura de que el cuerpo no debía quedar solo. Intenté que mi madre convenza a alguno de los parientes cercanos para que entren a donde estaba el cuerpo, para que la acompañen, pero ninguno parecía entender la importancia de ese momento.

Mientras tanto yo ya iba por el cuarto estante, pero con una idea que me rondaba la cabeza, y no terminaba de captar. Hasta que me acordé de este blog y de que elegí escribir sobre las mitzvot bein adam leJaveró. Y me di cuenta de que tenía una oportunidad única de hacer Jesed shel emet, (como llaman a los actos de bondad genuina que no pueden ser recompensados), y ser yo la que vaya a acompañar al cuerpo.

Pero por un lado estaba ahí mi heladera y por el otro el hospital, lejos, muy lejos de mi casa, por un lado las ganas de no sólo escribir sobre estas mitzvot, sino de vivir en concordancia y por el otro las pocas ganas de exponerme a una situación intimidante.
Quizá en otro momento les cuente (o quizá no) lo que pasó después. Pero lo que les quería contar es cómo cuando creía tener el día controlado, vino la vida (y la muerte) y me demostró lo contrario.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LE doy mi mas sentido pesame, lei apenas el blog,,pero solo quiero decirle una cosa...Es mejor enseñar y comparti lo que vivimos pues tiene esencia y sentido lo que hablamos, por mi parte..Muchas gracias por compatir con nosotros ( extraños y gentiles) la intimidad de su familia... Gloria Miriam