La próxima semana (el 25 de Shvat) será el aniversario del fallecimiento del Rab Israel Salanter, fundador del movimiento de Mussar. Fue una personalidad muy influyente y que entre muchas otras cosas nos dejó la enseñanza de trece cualidades básicas para el desarrollo de la persona. Se las enumero: la verdad, la agilidad, la diligencia, el respeto, la tranquilidad, la gentileza, la higiene, la paciencia, el orden, la humildad, la rectitud, la austeridad y el silencio… Bueno, todos reconocemos la importancia de estas cualidades y vivimos de acuerdo a ellas, así que ¿de qué más puedo hablar hoy? Ah!, se me ocurre una idea, les propongo un viaje con la imaginación: que nos transportemos y que espiemos un día cualquiera en la vida de la familia Griterman (utilizo un seudónimo porque si utilizara su verdadero apellido los reconocerían enseguida)
Primer acto:
(La madre entra gritando por la puerta de la habitación de sus hijos)
Madre Griterman: ¡estoy harta de este griterío! ¡Basta de pelear!
Hijo Griterman 1: ¡Griterman 2 me sacó mi lápiz! ¡No se lo presto!
Hijo Griterman 2: (gritando histérico): ¡él me pegó!
Hijo Griterman 1: Yo no le pegué
Madre Griterman: son unos (censurado) y (censurado).
Hijo Griterman 1 (agarrando a hijo Griterman 2 por el cuello): Dame mi lápiz o te rompo la cabeza.
Hijo Griterman 2: ¡Lo necesito! No encuentro el mío…
Hijo Griterman 3: Yo lo usé y lo puse en mi cajón.
Madre Griterman: ¡No me merezco estos hijos!
Hijos 1, 2 y 3: ¡¡¡¡¡Bua!!!!!
Madre Griterman: ¡¡¡¡¡Bua!!!!!
(Se rompen las copas de cristal)
Fin del primer acto
Pero: un momento: ¿los Griterman no leyeron el post de hoy?
Veamos cómo sería la escena, pero bajo la luz de la sabiduría del Rab Salanter
Madre Calminsky (ex Griterman): (Utilizando la cualidad de la paciencia, no grita, simplemente entra en la habitación).
¡Hijo Calminsky 1: (Con gentileza, a pesar de que tiene derecho a enojarse): Veo que estás utilizando mi lápiz.
Hijo Calminsky 3: (Con agilidad y diligencia se apresura a aclarar el mal entendido): Yo utilicé el suyo y lo guardé en mi cajón.
Hijo Calminsky 2: (Con tranquilidad): Tendrías que haberlo puesto en su lugar (y asumiendo la verdad): estuve mal, tendría que haber pedido permiso.
Hijo Calminsky 1: (con rectitud): te perdono
Madre Calminsky: (Con respeto) Me enorgullece ver cómo resolvieron el problema.
Hijo Calminsky 2: (rumbo al orden e higiene) Es mejor que ordene mis cosas para que no se pierdan tan fácilmente.
Madre Calminsky: (con humildad) Le agradezco a Hashem por estos hijos.
Hijos 1, 2 y 3 (Silencio)
(y… como los Calminsky son austeros, no hay copas de cristal para romperse.)
Estoy tentada de decir lo que ustedes saben que quiero decir. Pero me aguanto. Sólo les deseo (y me deseo) que llevemos a la práctica tan valiosas enseñanzas.
Primer acto:
(La madre entra gritando por la puerta de la habitación de sus hijos)
Madre Griterman: ¡estoy harta de este griterío! ¡Basta de pelear!
Hijo Griterman 1: ¡Griterman 2 me sacó mi lápiz! ¡No se lo presto!
Hijo Griterman 2: (gritando histérico): ¡él me pegó!
Hijo Griterman 1: Yo no le pegué
Madre Griterman: son unos (censurado) y (censurado).
Hijo Griterman 1 (agarrando a hijo Griterman 2 por el cuello): Dame mi lápiz o te rompo la cabeza.
Hijo Griterman 2: ¡Lo necesito! No encuentro el mío…
Hijo Griterman 3: Yo lo usé y lo puse en mi cajón.
Madre Griterman: ¡No me merezco estos hijos!
Hijos 1, 2 y 3: ¡¡¡¡¡Bua!!!!!
Madre Griterman: ¡¡¡¡¡Bua!!!!!
(Se rompen las copas de cristal)
Fin del primer acto
Pero: un momento: ¿los Griterman no leyeron el post de hoy?
Veamos cómo sería la escena, pero bajo la luz de la sabiduría del Rab Salanter
Madre Calminsky (ex Griterman): (Utilizando la cualidad de la paciencia, no grita, simplemente entra en la habitación).
¡Hijo Calminsky 1: (Con gentileza, a pesar de que tiene derecho a enojarse): Veo que estás utilizando mi lápiz.
Hijo Calminsky 3: (Con agilidad y diligencia se apresura a aclarar el mal entendido): Yo utilicé el suyo y lo guardé en mi cajón.
Hijo Calminsky 2: (Con tranquilidad): Tendrías que haberlo puesto en su lugar (y asumiendo la verdad): estuve mal, tendría que haber pedido permiso.
Hijo Calminsky 1: (con rectitud): te perdono
Madre Calminsky: (Con respeto) Me enorgullece ver cómo resolvieron el problema.
Hijo Calminsky 2: (rumbo al orden e higiene) Es mejor que ordene mis cosas para que no se pierdan tan fácilmente.
Madre Calminsky: (con humildad) Le agradezco a Hashem por estos hijos.
Hijos 1, 2 y 3 (Silencio)
(y… como los Calminsky son austeros, no hay copas de cristal para romperse.)
Estoy tentada de decir lo que ustedes saben que quiero decir. Pero me aguanto. Sólo les deseo (y me deseo) que llevemos a la práctica tan valiosas enseñanzas.
Una maravilla, me quedo con una enseñanza y un cuento para toda la vida.
ResponderEliminarGracias!
Una maravilla!, me quedo con una cuento hermoso y una enseñanza para toda la vida.
ResponderEliminarGracias
oye das por hecho que todos sabemos quienes son los griterman jajajaj esta padrisimo tu cuento
ResponderEliminarjajaja! me encanto!
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