Considerando la etérea composición del alma respecto de la densidad del cuerpo físico, es una maravilla que ambos puedan coexistir. El alma es atraída constantemente hacia una fuente sublime, D´s, mientras que el cuerpo busca siempre la gratificación material. El milagro de la concordancia entre el cuerpo y el alma se vuelve más patente y asombroso debido a sus naturalezas divergentes.
“La vela del Eterno es el alma del hombre, la cual escudriña todo lo recóndito del cuerpo” (proverbios 20:27). Explican nuestros Sabios que D´s implantó dentro del alma un constante anhelo por la perfección. El alma es eternamente curiosa: busca y escudriña, anhelando siempre una nueva experiencia. Es posible encontrar satisfacción tanto en lo espiritual como en el nivel físico. La diferencia entre ambos es que la satisfacción espiritual es duradera, dado que el alma es eterna, y que la satisfacción física sólo puede ser momentánea y pronto es olvidada. Feliz de aquél cuya alma escudriña a través de todo lo más recóndito de su cuerpo y busca la espiritualidad de la vida (Likutey Halajot, Birkat HaPeirot 5:8)
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Anatomía del Alma. Rabí Najmán de Breslov. Braslov Research Institute
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