El sexto día, Iosef HaTzadik ingresa primero, seguido por Avraham, Itzjak, Iaacov, Moshé, Aharón y David.
Con respecto a Iosef, el versículo expresa: Iosef fue vendido como esclavo, ataron sus pies con cadenas: su alma fue encadenada con hierros (Salmos 105;17). Iosef conservo en el exilio la misma fidelidad que lo caracterizaba cuando vivia en la casa de su padre. Así también Israel, sus hijos, permanecen fieles a Su padre en el Cielo y se resguardan bajo el refugio de Su fe.
Iosef infunde la cualidad de la santidad. Es Iesod.
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