miércoles, 6 de agosto de 2008

La Risa de Rabí Akiva

El Talmud relata que Rabí Akiva, junto a un grupo de sabios, llegaron en cierta oportunidad a Jerusalem tras la destrucción del Templo. Una vez alcanzado el monte Scopus se rasgaron las ropas en señal de duelo. Cuando llegaron al monte del Templo observaron un zorro que salía del lugar más sagrado, el Sanctasantórum.

Los sabios que acompañaban a Rabí Akiva comenzaron a llorar, mientras que este no hacía más que reírse. Entonces le preguntaron: “¿De qué te ríes?”, a lo que Rabí Akiva respondió: “¿Y ustedes por qué lloran?”. Ellos le explicaron que cómo no habrían de llorar si un zorro salía del lugar hasta hace poco tiempo habitado por la Presencia Divina.

Rabí Akiva les respondió que existen dos profecías, la primera se refiere a que

un zorro saldría del sitio más sagrado y la segunda que un tiempo de paz llegaría a Jerusalem. Rabí Akiva concluyó: “Todo el tiempo que no veía que la primera profecía se cumplía, temía que la segunda no llegaría jamás a concretarse. Ahora que la primera se ha cumplido, sé que la segunda profecía se cumplirá.


En pocas palabras, Rabí Akiva les marca al resto de los sabios que la situación ha tocada su punto más bajo, su fondo. Animales del campo habitan el sitio sagrado por excelencia.

El Templo sagrado, la casa de Abraham, se ha reducido al campo de Isaac.

El zorro no es un animal doméstico; su hábitat natural es el campo.

Rabí Akiva también les enseña a los sabios que el campo arado simboliza más que la destrucción del Templo: implica que todo ha sido arrasado, que ya no queda siquiera su nombre.

Mas también les revela que para que la nueva y futura construcción se levante firmemente, el terreno anterior debe estar completamente liberado de malezas.

Los sabios enfatizan lo dramático del final absoluto. Rabí Akiva, la esperanza que surge en el momento de empezar de nuevo.

Por eso, ante las explicaciones de Rabí Akiva, los sabios exclaman desde lo más profundo de su ser: “Akiva, has logrado consolarnos”.


Esperamos que las explicaciones del gran sabio también a nosotros nos sirvan de consuelo.


La primera vez que vinimos a Jerusalem, hace ya mucho tiempo, nuestro querido Rav nos llevó al punto donde Rabí Akiva estaba cuando sucedió lo anteriormente contado. Esta es la foto que tomé en ese entonces.

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El Calendario Cabalístico. Ben Itzjak. Ed. EDAF.

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