viernes, 25 de julio de 2008

Shmiras Einayim - Cuidar los ojos


Los ojos son quizás los órganos más importantes de todos los sentidos. La vista nos introduce al mundo que nos rodea. En un sentido, podemos oír, olfatear, saborear y tocar con los ojos: una experiencia sensorial completa que no puede ser duplicada por ninguno de los otros órganos de los sentidos (a través de la vista uno puede imaginar más rápidamente la reacción de los otros sentidos). La vista nos permite ver las maravillas y bellezas de la creación física de D´s. Sin la visión, nos desconectamos de la realidad, alejados de un contacto verdadero y definido con nuestro mundo. También en un sentido espiritual, “ver” connota mirar en profundidad dentro de las cosas y descubrir su esencia interna. (Likutey Moharán I, 1:2-4). Sin una buena “visión”, somos incapaces de percibir la Presencia de D´s que nos rodea.


En el transcurso de la vida diaria, debemos evitar que nuestros ojos vean aquello que “queremos” ver, como opuesto a lo que realmente está allí. Motivos ulteriores pueden distorsionar fácilmente nuestra percepción. Esto está indicado en el dictamen de la Torá: “No aceptes soborno. EL soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras de los rectos” (Éxodo 23:8; Deuteronomio 16:9). Cuando el juicio se ve enturbiado por motivos ulteriores, perdemos nuestra capacidad para discernir las diferencias entre lo correcto y lo incorrecto, entre “librar al inocente y penar al culpable” (Deuteronomio 25:1). Hasta los rectos están en peligro de que sus palabras “sean pervertidas”. Y si el sabio, cuya visión es penetrante, puede errar al definir aquello que ve, ciertamente aquéllos de visión espiritual más débil deben cuidarse mucho más (Likutey Moharán I, 54:5). 

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Anatomia del Alma. Rabi Najmán de Breslov

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