Estamos en Jerusalem. Falta poco para que suene la primera sirena que indica que llegó la hora de encender velas (40 minutos antes de la puesta del sol. Fuera de Israel son 20 minutos antes), en algunos barrios suena una inspiradora música de shabat...
- Ima donde están mis zapatos?
- Donde los dejaste la ultima vez que los guardaste!!
- Imaaaaa, el nudo de la corbata no queda derechoo
Ima, mami, Ima, mamá, se escucha por doquier. Los últimos minutos antes de encender las velas en cualquier casa judía son emocionantes. Todo debe estar listo: la plata encendida con el cholent sobre ella, la mesa con un hermoso mantel, dos jalot cubiertas, el aceite de las velas listo, la casa limpia y arreglada y los niños y padres vestidos elegantemente para recibir el Shabat!!!
Nuestros Sabios del Talmud nos dicen:
Dos ángeles acompañan a cada judío que regresa de la sinagoga en la noche del Shabat: un ángel bueno y un ángel malo. Al entrar a la casa y encontrarse con las velas encendidas, la mesa tendida y que en la casa se observa la belleza y la paz del espíritu del Shabat, el buen ángel dice, "¡Qué sea así también el próximo Shabat! " y el ángel malo a regañadientes dice "¡Amén!" Pero si se encuentran con una casa que no está preparada para el Shabat, faltando todas esas cosas tan hermosas, el ángel malo dice, "¡Que sea así también el próximo Shabat!", y el buen ángel, muy a su pesar, dice "¡Amén!"
Creo que algo que esta siempre entre nuestras peticiones a H” es que sea el ángel malo el que a disgusto y entre dientes diga AMEN!!!
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