En las últimas semanas nuestro barrio se convirtió en una especie de hormiguero. Por todos lados se veían niños yendo de aquí para allá transportando maderas, ramas y cartones. Al que nunca haya estado por aquí en esta época del año, esto le podría haber parecido extraño, mucho más si se le hubiese ocurrido seguir a alguno de esos niños y llegar a lugares como el siguiente:
O el siguiente:
Y más se hubiese asombrado al ver como día tras día, todos aquellos elementos inflamables iban tomando la siguiente forma:Un momento: ¿esa no es la estantería que deseché antes de pesaj? Me pregunto cómo llegó hasta allí. -¿y esa no era tu mesita del jardín? (una amiga agrega más leña al fuego) -¡Espere!¡espere! -grito- ¡quiero recuperalas!
Demasiado tarde, mi intento de boicot a esa antorcha (que nada tenía que envidiarle a la olímpica) se ve interrumpido por la infranqueable cinta de seguridad (altamente inflamable, por cierto) que rodeaba el perímetro de la fogata...
Y la fiesta empieza: En lag baomer se acostumbra a encender fogatas, cantar y bailar a su alrededor y durante el día salir al campo a practicar tiro con arco. Deberían verme, tengo un dominio increíble del arco y flecha, lo único que me falta es dar en el blanco.
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