viernes, 23 de mayo de 2008

El colmo de un bombero

En las últimas semanas nuestro barrio se convirtió en una especie de hormiguero. Por todos lados se veían niños yendo de aquí para allá transportando maderas, ramas y cartones. Al que nunca haya estado por aquí en esta época del año, esto le podría haber parecido extraño, mucho más si se le hubiese ocurrido seguir a alguno de esos niños y llegar a lugares como el siguiente:

O el siguiente:
Y más se hubiese asombrado al ver como día tras día, todos aquellos elementos inflamables iban tomando la siguiente forma:

Un momento: ¿esa no es la estantería que deseché antes de pesaj? Me pregunto cómo llegó hasta allí. -¿y esa no era tu mesita del jardín? (una amiga agrega más leña al fuego) -¡Espere!¡espere! -grito- ¡quiero recuperalas!



Demasiado tarde, mi intento de boicot a esa antorcha (que nada tenía que envidiarle a la olímpica) se ve interrumpido por la infranqueable cinta de seguridad (altamente inflamable, por cierto) que rodeaba el perímetro de la fogata...

Y la fiesta empieza: En lag baomer se acostumbra a encender fogatas, cantar y bailar a su alrededor y durante el día salir al campo a practicar tiro con arco. Deberían verme, tengo un dominio increíble del arco y flecha, lo único que me falta es dar en el blanco.

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