martes, 5 de febrero de 2008

TDC VIII (El otro lado de la puerta)

Finalmente decidí dejar de dar vueltas y referirme de una vez por todas a las mitzvot Bein Adam LeJaveró. Como todos sabemos, una de las más importantes es la mitzvá de tzedaká (caridad).
Si bien es verdad que Hashem nos deja un campo amplio para decidir el cómo y el cuando en esta clase de mitzvot, el Rambam viene a ayudarnos estableciendo ocho niveles en la manera de dar tzedaká… discúlpenme un momento, están golpeando a mi puerta.

-¿Ken (si)? -pregunto
-tzedaká, tzedaká –responden
-rega (un momento)… le cierro la puerta en la cara
-ine, caj (aquí, tome) le suelto unas monedas.

Prosigo, decía que Maimónides enumera ocho niveles. El octavo nivel, el más bajo, es el de la persona que da, pero de mala gana. El que le sigue es… vuelven a golpear… (no debería dejar la puerta conectada durante el post)

-¿Ken? –pregunto
-tzedaká –responden
-rega –y me apuro para no hacerlo esperar
-ine –le doy unas monedas con una sonrisa

Decía entonces que el séptimo nivel es el de la persona que da menos de lo que puede, pero de buena gana. El nivel que sigue es… perdón, como ya se deben imaginar, tocan nuevamente a mi puerta y:

-ya saben qué
-ya saben qué
-ya saben qué

Y le doy unas monedas con una sonrisa, mientras veo subiendo por la escalera al próximo necesitado y antes de que me lo pida, también le doy tzedaká.

Seguimos, estabamos en que los próximos niveles son el de la persona que da luego de que se lo solicitan, y el del que da sin que se lo soliciten.

Y adivinen qué… ahora no tocan a mi puerta, porque ya no estoy para estos trotes, así que aquí va la enumeración de los últimos y más altos niveles para dar tzedaká.

El cuarto es el de la donación indirecta. El que recibe conoce al donante, pero aquel no conoce la identidad del beneficiado.

El tercer nivel es cuando el donante conoce la identidad del que recibe, pero el que recibe no conoce la identidad del donante.

El segundo nivel es el cual el donante no conoce al que recibe y a su vez, el que recibe no conoce al donante.

Y el primero y más elevado nivel de caridad es ayudar a mantener a una persona antes de que se empobrezca, ofreciéndole una ayuda sustancial en forma digna, otorgándole un crédito o ayudándole a encontrar un empleo.

Interesante ¿verdad? Otra vez, no sólo importa el qué sino el cómo. Y por otro lado, déjenme contarles que la Torá es muy clara en otro aspecto "y deberás darle a él.... y Hashem te bendecirá en todos tus actos". En otras palabras, el que practique la caridad estará en realidad abriendo la puerta... del cielo.

PD: Hablando de dadores y receptores… si quieren sentirse profundamente inspirados y saben leer en inglés, les recomiendo que lean este artículo acerca de una persona que donó uno de sus riñones a alguien al que no conocía. http://www.aish.com/spirituality/odysseys/A_Kidney_to_Give.asp



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó el relato!
Gracias, aprendí mucho.

Anónimo dijo...

FANTASTICO!!! LA MAR DE ILUSTRATIVO....
GRACIAS.....