lunes, 19 de julio de 2010
domingo, 18 de julio de 2010
Multa de 500 Shekels ... ¿A mí? (un post de Johanna)
jueves, 15 de julio de 2010
Bitácora de Aliá II
La mesa de mi bobe.
Estos días leí que a algunos Tzadikim los enterraron con sus mesas.
Esas mesas llenas de Toire, eran sus testigos fieles de amor y fidelidad a HaShem...
Le digo a mi esposo, le cuento, no se qué hacer con la mesa de mi bobe...
Le cuento lo que leí y me mira, no entiende, qué querés hacer?
Quiero saber dónde va a estar la mesa de mi bobe, para que después de los 127 años...
Me encantaría ser tzadeket... y que esta mesa...
Mi esposo no tuvo palabras, mejor, por las dudas...
Surgen cosas tan insólitas en estos días, con los objetos, con la gente y viceversa...
Hay gente que presiona para verme! Presiona para que yo haga una despedida teatral...
Me hacen acordar a cuando trabajé con Luis Miguel, sí! Luis Miguel!!! Fue solo una gira por el interior del país, yo formé parte del coro y armé las coreografías. Como culminación de ese trabajo, hizo una presentación, creo, en ATC, un canal de televisión argentino. Las fans enloquecidas, esperaban afuera del canal para verlo (?). Y los músicos, y las chicas del coro, que acompañábamos a la estrella, salíamos a la intemperie, a través de un corredor humano formado por gente de seguridad. Las fans, nos habían visto cantar “cerca” del ídolo, y no lo podían soportar, así que, cuando salimos caminando por ese corredorcito, nos patearon los tobillos y nos insultaron con palabras tan groseras, que por supuesto, ya no guardo en la memoria...
Con esto de que “nos vamos”, la gente saca reacciones insólitas de la galera, o de debajo de la peluca. Hay gente que se emociona, se pone contenta y triste, y hay otra gente que reacciona de manera extraña... HaShem me trae con esa gente, algunos puntapiés solapados, algunas bolsas de culpa tiradas por la cabeza, y algunos arañazos de último momento... Yo trato de aferrarme a Él con todas mis fuerzas y seguir mi camino. Porque, esta vez, el corredorcito es la antesala de mi casa, me lleva hacia mi lugar, hacia nuestro lugar, hacia nuestra verdadero hogar...
Y, después de todo, HaShem, en Su bondad infinita, me trae una amiga, Margalit, que se llevará a su casa la mesa de mi bobe, para seguir llenándola de Toire y de voces de niños en el Kidush de Shabat...
Y tal vez, antes de lo que esperamos, estaremos comiendo Seudat Mashiaj sobre esa mesa, en Ierushalaim, junto a mi bobe Jaie, por supuesto.
miércoles, 14 de julio de 2010
Crecer Con La Luna - Rosh Jodesh Av
PD:
Sobre Los Poderes del alma
martes, 13 de julio de 2010
Para volver a mi templo personal (un post de Andi)
En estos últimos dos años las semanas de bein hametzarim fueron raras para mi. Por un lado tengo una enorme necesidad de shiurim más jasídicos que de musar. Tanto "jatati" ashkenazi… no sé, me pregunto si es un truco del ietzer hará para sacarme de la vivencia real de estos días, que debería ser de nostalgia y tristeza por lo perdido.
Y por otro lado, leo textos que intelectualmente me hacen comprender el tema e incluso me hacen derramar lágrimas en el momento. Pero mi cotidiano se sacude como perro mojado.
Ayer pensé que tal vez cuando interpreto como “debería” ser y sentir es cuando caigo en las manos del ietzer (siiii, siempre por el mismo lado, ¡me doy cuenta mientras escribo!) porque me empiezo a alejar de donde estoy realmente para irme al maravilloso mundo en el que mi cabeza piensa que debería estar. Entonces me desconecto y me tropiezo con las paredes de la nueva realidad que acabo de crear yo solita, sólo con mi imaginación.
Hasta que finalmente, a pocos días de Tisha ve Av me doy cuenta que al final estoy a oscuras y perdida y que si, que estoy tal cual pensaba, en la vivencia ashkenazi de la que me escapaba, a oscuras y sin saber cómo volver a mi templo personal.
Y al final el ietzer se ríe a carcajadas de mi, porque me alejé, dude, me enfríe, inventé y construí un mundo imaginario. Y me alejo tanto que en un momento me pregunto cómo llegué hasta ahí
Lo bueno es que todo es un círculo y en el momento en que pienso que estamos más lejos también tengo la posibilidad de acercarme, porque al fin y al cabo siempre estamos volviendo.
A Su casa. A nuestra casa. A ese punto intacto, íntimo y personal. Y la vivencia se hace auténtica. Como dice el rab Ben Itzjak: "Basta una conversación con HaKadosh Baruj Hu para enloquecer de nostalgia, para que esa conversación se transforme en un diálogo abierto".
viernes, 9 de julio de 2010
La jaula en el suelo
jueves, 8 de julio de 2010
Las Doce Etapas de la vida del Hombre
El ciclo de los signos astrológicos es como el ciclo de la vida del hombre: Al principio, cuando nace, el hombre es suave y delicado como el cordero (Talé/Aries). Al crecer se vuelve poderoso como un buey (Shor/Tauro). Luego se asemeja a los gemelos, viéndose a sí mismo como completo y perfecto (Teumim/Geminis). Es ahí cuando su yetzer hara (impulso negativo) se destaca. Al principio es tan pequeño como un cangrejo (Sartán/Cancer), pero al dejarlo descuidado, se vuelve tan fuerte como un león (Arié/Leo). Si el hombre peca, su yetzer hará le pone una mascara de inocencia, haciéndolo parecer tan puro como una doncella (Betula/Virgo). Y si sigue transgrediendo, es colocado en una balanza (Moznaim/Libra), y su suerte es así medida. Si persiste en su rebelión, cae en las profundidades de abajo, como en un hoyo, donde se encuentra el escorpión (Akrav/Scorpio). Sin embargo si cambia de parecer, se arrepiente y regresa a D´s, asciende del hoyo como una flecha, como la flecha que se dispara del arco (Keshet/Sagitario). Es ahí cuando se transforma y regresa a su previo estado de inocencia, volviéndose como un niño (G´di/Capricornio) - purificado por las aguas del que contiene las aguas (D´li/Acuario). Finalmente su vida se convierte en un ciclo completo cuando como el pez (Daguim/Piscis), se entrega al disfrute de las aguas de la eternidad, con su alma en pleno reposo en el mundo de allá arriba de donde provino.
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Fuente: Tora.org.ar ("Signs of the Times" de Gad Erlanger)
lunes, 5 de julio de 2010
Bitácora de Aliá I
Nuestro departamento está a la venta.
Hoy vinieron algunos amigos a llevarse algunas cosas que regalamos, la biblioteca de mi Bobe, los peluches de mi hijo mayor (20), las plantas que mi esposo ha cuidado, la parrilla para hacer asaditos y muchos libros infantiles de mi hija (13)...
La casa está desarmada, en lo superficial, sin orden, sin armas que esgrimir, se ha dado por vencida, sabe que ya ha cumplido con lo que había venido a hacer...
Y nosotros, con nuestros corazones renovados y nuestros sueños y miedos entrelazados, vamos en busca de otra casa para armar...
Nuestra casa, o lo que queda de ella, fue nuestro hogar, nuestro laboratorio. Aquí, pasamos de todo, aquí comenzamos a conocernos con Di-s y entre nosotros... Cuando esta casa nos recibió, por ese entonces, mi familia estaba compuesta por mi hijo, mi perro, y yo. Luego llegó a nuestras vidas, mi compañero, que se convirtió en mi esposo. Comenzamos a hacer Teshuvá, nació nuestra hija, mi perro se dejó morir, y luego mi hijo, se fue a vivir con su papá. Cada instancia, fue desbordada por emociones que solo una casa antigua como ésta, con paredes de 30 centímetros, puede soportar. En todos estos años, (quince?), pasamos de todo, Baruj HaShem, y nuestra casa se bancó todas las transiciones. No es una metáfora, Di-s nos proveyó de un escudo, nuestra casa sufría averías y roturas, y mientras HaShem distraía al Satán con esas “calamidades”, nosotros hacíamos Teshuvá, cuidábamos la pureza familiar, teníamos una hija, mi esposo comenzaba un emprendimiento empresarial, teníamos infinitos invitados en Shabat, estudiábamos Toire con pasión y con sed, yo armaba grupos de estudio de Toráh para mujeres profesionales, recibíamos a toda mi familia para Pesaj, luego para Rosh HaShone, hacía un CD, (con relatos y canciones), sobre Noaj y las 7 Mitzvot, cambiábamos a nuestra hija tres veces de escuela, mi esposo estudiaba y buscaba en cinco (o más) Yeshivot distintas. Yo creaba una midrashá para mujeres y la cerraba, lágrimas de Tefilah inundaron mis espacios, pidiendo para que mi hijo volviera, buscamos agrandar la familia, y la agrandamos... espiritualmente y con hijos de Torá. Nosotros cambiábamos y la casa nos aguantaba... Di-s nos la dio, para que podamos crecer. Y ahora, después de tanto festejar, de tantas pérdidas lloradas, le vamos sacando los pedacitos de escenografía que cuelgan de sus paredes, mientras se mantiene erguida con las pocas fuerzas que le quedan, sabe que hizo todo lo posible para protegernos, y ahora nos tiene que soltar...
Y yo, también tengo que soltarla...
El Arizal, nos enseñó que cada criatura, cada planta, cada objeto, cada cosa inanimada, está vitalizada por un alma que habita dentro de ella. Los iehudím, hemos sido dispersos por el mundo para elevar esas chispas de Divinidad que sustentan la existencia. Y yo, aquí estoy, con mis retacitos de almas que me acompañaron hasta ahora y que debo liberar para que emprendan, como yo, el regreso a casa...
Ahora, ya es momento de llevar lo que he espumado de la parte del planeta que me tocó refinar, ahora debo dejar las anclas y remontar las luces que coseché en este hogar y emprender nuestra nueva-antigua tarea en nuestra Tierra Santa, en Ierushalaim...
Pero dentro de mi corazón, alimento un deseo, tal vez, algún día, mi casa y yo, nos volvamos a encontrar, tal vez la vuelva a ver espléndida, con sus aberturas, sus pisos y sus estructuras perfectas, luminosa y feliz, tal vez nos volvamos a abrazar, cuando llegue ese tiempo en que los hogares y los batei knesiot del mundo, retornen junto al Mashiaj, a testificar sobre la Toráh que guardan y habitan en sus paredes... Ese día haremos una gran fiesta, (bli neder, con un asadito)...
Que Di-s nos conceda esa Gracia, muy pronto en nuestros días, Amén
lunes, 28 de junio de 2010
Todos tenemos una doble vida (o algún día voy a dejar de poner títulos de canciones)
Hoy sería el día perfecto para volver a mi infancia, pero no a un día cualquiera; quisiera aparecer en alguno de los días en el que me tomaba un helado camino a la plaza jugando a terminar el vasito mediano antes de llegar a las hamacas. Ustedes se preguntarán por qué no me compro un cucurucho en la esquina y me dejo de tanto rebusque metafísico, y la respuesta es que no es tan fácil porque ser una mujer adulta religiosa no combina con comer un helado camino a ningún lado.
Ya sé que a esta altura la mitad de los lectores se habrán retirado indignados ante esta declaración extremista, y la otra mitad estarán imaginando lo que me podrían decir en los comentarios si superaran la pereza de escribir tres líneas y presionar enviar, pero también estoy segura de que unos pocos me entienden y saben que lo que digo es un dilema diario al que nos enfrentamos los baalei teshuvá: preguntarnos si lo que nos sale naturalmente, o mejor dicho, hacer lo que se nos viene en gana, encaja en la vida que llevamos
Tenemos un bagaje cultural que aflora incentivado por resortes misteriosos y que nos deja tambaleando entre lo que somos y lo que hemos sido. Quisiera dar un ejemplo pero no se me ocurre ninguno. Bueno, en realidad si se me ocurre pero no quiero darlo para no ponerme en evidencia. Pero la verdad es que es tan exacto para explicar la idea…. ¿ven? a esto me refiero: Un eterno dilema.
Ya que insisten voy a decirlo sólo con fines constructivos: El mundial 2010. ¿Cómo una mujer religiosa va a hablar del mundial? No encaja, suena raro, está mal visto. No puedo llegar a una jatuná y hacer un chiste: "
Pero ese tampoco es el conflicto Porque ¿a quién quiero engañar? Si Hashem sabe exactamente cuántos minutos malgasto pensando en la formación de Argentina ¿ante quién tengo que disimular? Lo que genera conflicto es no saber si uno queda atado a esas cosas por rebeldía, como una manera de mantener un pie de cada lado e intentar no perder nada.
¿Les conté que cada año, hacia final del verano en mi barrio corría el rumor de que la heladería Cachito no iba a abrir al año siguiente? Eso me hizo comer muchas veces el "último helado Cachito de mi vida" y de una u otra manera, todavía lo sigo haciendo, porque sigo apegada a muchas cosas por miedo a que no vuelvan, solo reteniendo esos "cachitos" de mi vida.
viernes, 25 de junio de 2010
No dejes de regar, se puede secar… (un post de nuestra amiga Gegi)
viernes, 18 de junio de 2010
Instrucciones para subir una escalera
El otro día estaba escuchando una discusión entre mis hijos en la que el única estrategia de uno de ellos era simplemente repetir todo el tiempo "¿ma kesher? (¿cuál es la relación?)". Ya saben cómo es cuando uno está lavando los platos y no quiere involucrarse en una pelea infantil, que uno hace de cuenta que no pasa nada, y busca desviar la atención. Así que yo dejé que una cosa me llevase a la otra y que la cadena de asociación mental se libere (ayudada por el efecto emulsionante del detergente) pasando del "¿ma kesher" a "Mc Esher" y de allí al recuerdo de mi época universitaria, cuando en la clase de Morfología nos pidieron crear un stand de exposición y yo elegí representar una maqueta con las famosas escaleras imposibles de Mc. Esher.
Todavía el día de hoy sigo indignada ante la nota que recibí por un trabajo tan fantástico, así que no pude evitar volver a caer en una disertación imaginaria donde yo expongo una variedad impresionantes de argumentos que convencen al despiadado profesor cuya ocupación actual debe ser darle de comer a las palomas. Pero apenas noté a dónde ese peregrinaje de pensamientos me había llevado, primero me asusté de mi misma y después atrapé una idea espeluznante que se me cruzó en el mismo momento en el se me rompía un vaso de Ikea
¿Y si yo soy como mi stand de exposición? me pregunté espantada ¿si creo que voy subiendo pero en realidad siempre estoy en el mismo lugar? ¿Si cada impulso espiritual sólo me eleva por un instante para irse perdiendo con el tiempo? ¿si la inspiración se desliza en peldaños resbaladizos? ¿si al final de la escalera me doy cuenta de que estoy al pie?
Mientras recogía los vidrios rotos pensaba que si los escaladores se atan a una soga para no caer al vacío, yo debería atarme con más fuerza para mantenerme ante cada avance espiritual . Y menos Mc. Esher y más kesher, más kesher
viernes, 11 de junio de 2010
Disculpe, creo que es su turno
Todavía no entiendo las reglas de los turnos en Israel. Aquí acostumbran a pedirle al último de la cola que cuide el lugar, algo que en Argentina sería ridículo y desconsiderado. Por ejemplo, uno llega al banco, hace media hora de cola y justo antes de ser atendido, viene alguien e indica que ese puesto es suyo. O en los supermercados, la gente deja los carritos y va terminando de hacer las compras mientras el carrito le cuida el lugar en la línea de espera. Al principio yo intentaba defender mi posición con discursos que incluían muchas veces la palabra “injusto” pero con el tiempo me resigné a ese absurdo y en vez de protestar, ahora sólo dejo que la situación me saque de quicio.
Por eso el otro día empecé a ponerme nerviosa en la clínica cuando me di cuenta de que la señora que tenía un turno posterior al mío había subido última al ascensor, quedando yo en el fondo y ella a lado de la puerta.
No se si les dije que lo que muchas veces pasa es que aunque se tenga un turno a las 8, si la persona citada a las
No soy del tipo de personas que se pone a dar codazos para pasar, más bien soy del tipo que se pone a analizar por qué una situación tan intrascendente le preocupa tanto, y como al final, en esa sala de espera tuve mucho tiempo para pensar, llegué a la conclusión de que el problema que tengo con esa clase de injusticias tiene un solo origen.
Porque antes, mucho antes de los cuarenta minutos de caminata que hoy me separan del kotel, antes del I love Israel, cuando todavía andaba aturdida por Castaneda y Gurdjieff, aprendí la importancia de la presencia conciente y no hace falta que les explique a qué me refiero, porque por culpa de Chopra todos conocen la teoría de vivir aquí y ahora. Repito, aquí y ahora.
No me animo a decir que es un método traidor, no porque no lo crea, sino para evitar conflictos, así que lo que diré es que seguramente lo aprendí mal dejando que ese malentendido me llevase exactamente al lugar del que quería salir.
Porque de tanta presencia conciente ahora asumo que siempre es mi turno. Lo que yo creo, yo pienso y yo siento es lo único que existe. Pero eso está fuera de sintonía con la realidad, más bien es como si fuesen mundos paralelos. Si las cosas sólo pasan por uno, uno no pasa por las cosas.
Ir de adentro hacia afuera es ir a contramano. Aquí y ahora sólo tenemos que dejar lugar para que Hashem entre en nuestra vida y estar uno ocupando la puerta es como echarlo, porque Él sólo entra en donde lo invitan y les aseguro que apenas nos corremos un poco y le hacemos lugar, nos damos cuenta de que los números ya habían sido dados, que todos los turnos están ordenados.
martes, 8 de junio de 2010
Parashat Koraj II
Mientras en Guatemala se preguntan si el gigantesco hueco que se formo en una calle de su capital el 1 de junio es un caso aislado, al otro lado del globo, en China, han descubierto por lo menos 8 huecos que han aparecido durante las ultimas dos semanas. El ultimo fue el 4 de junio en en Beijing a las 12:25 am. Mide 6 mts de profundidad por 8 de diámetro.
lunes, 7 de junio de 2010
viernes, 4 de junio de 2010
Es una pavada celestial (o crimen y castigo)
No saben lo contenta que estoy, a pesar de que el día pintaba mal, porque sin cafeína en sangre tener que firmar malas notas del colegio es solo un augurio de otro día mirándome al espejo preguntándome si es necesario que se noten en la cara las cosas que me han pasado.
Pero al abrir el blog exclamé: “maldición, va a ser un día hermoso”, porque de golpe supe que hoy podría decir lo que llevo quince mil palabras en Word intentado expresar, una idea que tengo atorada en la luneta y que hasta ahora solo logré liberar de a retazos hechos cenizas.
Así que a todos los que en estos días pensaron que estaba como una cabra cuando me escucharon decir que la inteligencia está sobrevalorada y que hay que navegar por la superficie de las cosas, les pido que tiren esas frases al recycle bin de la memoria y me den una nueva oportunidad para explicarme.
Lo que en verdad quería decir es que creo que la inteligencia está sobrevalorada y que hay que navegar por la superficie de las cosas.
Intuyo que todo surge de un mal entendido: que lo serio es lo profundo, que lo espiritual es angustiante y que estamos en el mundo para soportar el sufrimiento. Saben bien de lo que hablo, de esa vocecita interna que nos repite todo el tiempo “te has portado mal y mereces ser castigado”.
Pero eso no es Judaísmo, eso es vivir equivocado y confundir lo espiritual con lo espiritista. La oscuridad del pensamiento nos hunde y en las profundidades solo se puede tocar fondo. Para elevarse es necesario ir liviano.
Nos esforzamos demasiado para que todo resulte cuesta arriba (y que nadie vaya a pensar que nuestra vida es fácil) pero así lo único que hacemos es interferir en los planes de Hashem. Y no estoy hablando de las cosas que caen por su propio peso, estoy hablando de que al llevar cada cosa a la zona oscura nos privamos de disfrutar la luz que Hashem nos envía por su intermedio.
Es una herejía decir que está mal estar bien. La ausencia de Hashem sólo existe en nuestra imaginación. Todos conocemos el verdadero nombre de la tristeza, así que dejemos de reverenciarnos ante ella porque lo único que quiere es destruirnos.
lunes, 31 de mayo de 2010
Para demostrar qué previsibles somos las mujeres
Yo sé que el blog está raro pero hasta que Jannah no vuelva para darnos un zarpazo de santidad y Debbie no regrese con sus videos para darnos ganas de cocinar, tendrán que seguir conformándose con estos post que hago aparecer como conejos que salen de la galera.
Nuevamente usaré nuestros nombres clave para preservar el anonimato de mis amigas (que no tardarán en descubir qué número les ha sido asignado).
Tres, cinco y seis van a llegar tarde. El resto perderemos diez minutos eligiendo mesa. Empezaremos a mirar el menú sin prestarle la menor atención y el mozo vendrá varias veces a preguntar si ya hemos elegido. A una le costará decidirse porque no tendrá hambre. Dos pedirá ensalada. Tres un café y cuatro lo mismo más una torta. Lo que va a pedir cinco, me cuesta adivinarlo porque depende mucho del día que haya tenido. Seis cualquier cosa menos ensalada porque la tiene cansada y siete todavía no lo decidí pero siempre termina ganando mi adicción al café.
Después hablaremos un rato en serio, pero yo sobre temas serios no escribo, así que hago un salto al momento en el que cortamos abruptamente la cuestión profunda con un comentario acerca de la comida. Analizaremos el lugar, el ambiente y la atención. Una dirá que allí la llevó su marido en la primera cita, cuatro dirá que con lo poco que sale la tendríamos que haber llevado al Ritz, dos y cinco estarán encantadas del nuevo descubrimiento tan cerca de casa y tres dirá que le gusta porque es al aire libre rodeado de naturaleza, seis pedirá que la próxima viajemos a tel Aviv a cenar frente al mar y siete seguiré defendiendo que la mejor comida es un bagel.
viernes, 21 de mayo de 2010
En vivo y en directo
Me pregunto si podré escribir un post en seis minutos. Seis y cincuenta y siete es el horario de encendido de velas. Ahora son las seis y cincuenta y uno. Si no posteo algo este blog va a terminar pareciendo una recopilación de los “mejores momentos del año”. Voy a escribir en vivo y en directo, aunque sea con exceso de faltas de ortografía y escasez de coherencia.
Seis y cincuenta y cuatro: Pero eso si, en cuanto nuestros maridos nos quieren explicar algún tema de su incumbencia, ponemos el automático del los “si, ajá, claro, te entiendo”, y tenemos la audacia de ofendernos cuando reclaman nuestra atención en la mitad del relato porque nos pescaron mirando el reloj de reojo. “Pero si te estoy escuchando”, le decimos y repetimos la última frase, como si a esta altura alguien se dejase engañar por ese truco.
Seis y cincuenta y siete: Ya sé que no puedo generalizar, porque es verdad que hay actos increíbles de jesed, y hay gente que genuinamente se interesa en el otro y también Angelina va Dafur, pero todos sabemos lo difícil que es encontrar al alguien que nos escuche y gracias a eso se hicieron millonarios los psicólogos. Se les paga para eso. Y hablando de psicólogos, mi tiempo ha terminado y como suele suceder en esos caso, sin resolver el tema. Nos vemos en la próxima sesión. Shabat Shalom para todos.