martes, 18 de mayo de 2010

Que suene la música (no es un déjà vu, es el post de hace dos años)

Las últimas semanas han sido de una intensidad única. Hannah propuso un trabajo tan exhaustivo que llegaré a Shauvot mucho más cansada de lo que llegué a Pesaj. En estos días he intentado ser una heroína, reinar sobre mis emociones y ser inspiración para los otros. He salido al campo para admirar la majestuosidad de la creación, le he agradecido al portero por su trabajo y he reciclado papeles y botellas. Algunos días no me fue muy bien, porque dejar de quejarme, o resignar la última porción de pizza, para mí requiere un esfuerzo sobrehumano. Sin embargo, otros días me divertí intentado caminar de manera erguida, y a la vez no parecer arrogante, o reconociendo mi grandeza y mi insignificancia al mismo tiempo.

A pesar de que todo lo hacía (religiosamente) día tras día, no podía evitar preguntarme para qué. Y la respuesta apareció en el libro “Living Inspired”. Allí el Rab Tatz trae una hermosa alegoría en donde compara la cuenta del omer con una experiencia musical. La música es la perfecta armonía de elementos individuales que se combinan para lograr una nueva entidad. El efecto no puede ser logrado sin tocar cada nota por separado, y cada una debe haber sido tocada en el momento correcto para que la música resulte. Las partes hacen el todo.

Al contar el omer fuimos construyendo el objetivo. Trabajamos en el proceso, en el camino y no en el resultado que acontece por sí mismo. La Torá nos comanda contar cincuenta días, pero nosotros contamos sólo cuarenta y nueve, porque el día cincuenta, Shavuot, es el resultado que trasciende por sí mismo ya que no es una unidad, es una totalidad que no está en el plano físico. Llega como un regalo, como resultado de la atención hacia las partes que permite que la Kedushá se manifieste.

Cada vez que nos concentramos en el trabajo específico del día, fuimos dando en la tecla correcta para crear una sinfonía. El día cincuenta deberíamos lograr dejar de ser el músico para convertirnos en la música.

Jag Sameaj para todos, nos vemos al pie del monte Sinai.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho el blog, lo que escribís. Estoy considerando el judaísmo como una opción. Gracias

Mariela

יהיאה -Yahy'h- Yaye V. Dorado dijo...

¡Que bien escribes! Jag Sameaj tambien para ti y los tuyos. En este verano, cuando vayamos a Israel ojalá te conociesemos.
Shabat Shalom!

Yahy'h

Margalit dijo...

BS"D

JAG SAMEAJ PARA TODAS!!!

Y... NOS VEMOS MAÑANA MUY TEMPRANO AL PIE DEL HAR SINAI... BARUJ HASHEM... NUEVAMENTE ÉL NOS REGALA SU TORA EMET!!!

Y OD PAAM: TODA RABA JANNAH!!!

Margalit dijo...

BS"D

Jag Sameaj!!!
Sólo una cosita más.... Mañana tendremos el privilegio de escuchar los Aseret HaDivrot, pero hay uno -varios- de nuestros hermanos que no podrá ser contado para Minian y no podrá estudiar Tora esta noche... Gilad Shalit. Les propongo una simpleza: mañana cuando nos unamos todos, roguemos fuerte fuerte que este sea el último Jag HaShavuot que Gilad está fuera de casa... Desde lo más profundo de mi leb: estoy convencida que el nes es posible y que esas puertas que detienen a nuestro hermano se pueden abrir y Gilad ser libre otra vez para estar en familia, tomar cafe -y por qué no probar un mate argentino-. ir a la Beit Hakeneset de su preferencia, de hacer su vida de joven iehudi, de seguir avanzando....
Berajot veJag Sameaj!!!