jueves, 19 de junio de 2008

El secreto de la felicidad

El otro día recibí un mail de una vieja amiga, aquella que me conoce desde siempre, la que tiene todo el prontuario que me preocupo por esconder, desde esa foto con el corte de pelo ordinario hasta el frasco de dulce de leche que me terminé una noche en Rosario.

Fue una situación compleja, porque el mail que recibí fue escrito para la que yo fui antes, pero fue leído por la que soy ahora, que deberá responderle a la persona que yo creo que es ella ahora, pero que no se diferencia de la que ella fue antes y que le resultará una total desconocida a la que ella es ahora (voy a tener que dejar la explicación aquí porque he superado el límite permitido de repetición de palabras). Sea como sea tenemos un buen argumento para la secuela de “volver al futuro”.

O sea que allí estábamos las dos tratando de explicar cómo cambió nuestra vida: más hijos, más arrugas, más trabajo, pero de lo que me di cuenta apenas presioné el botoncito “send” fue que me olvidé de contarle que en estos años había descubierto el secreto de la felicidad.

La Torá nos obliga a ser felices: “te alegrarás con toda la bondad que te dio El Eterno….” (Deuteronomio 26:11). Hashem quiere que disfrutemos de su mundo, la presencia divina y la profecía recaen sólo en el que está alegre. Alguna vez habíamos dicho que la depresión es una de las estrategias favoritas del ietzer hará. Hoy quiero agregar que muchas veces nos hace creer que lo prohibido está permitido y que lo permitido está prohibido. Y así logra alejarnos de todo lo bueno de este mundo. Todos conocemos el círculo vicioso de la depresión: no sentirse bien consigo mismo, encerrarse, comer mal, vestirse mal, sentirse peor por no hacer nada de lo hace bien. De lo que no estamos tan al tanto es del círculo virtuoso: lo que trae alegría acerca a Dios y estar más cerca de Dios trae alegría.

El que no reconoce y disfruta la maravilla de la creación está desperdiciando los días de su vida, y Hashem tendría derecho a decirle:

-Pero si lo dije varias veces en el libro de Génesis: “Dios vio que era bueno”

4 comentarios:

Juan C. dijo...

A ver Elisheba: no es que hayas descubierto el secreto de la felicidad; es que siempre fuiste una Eshet Jail (Proverbios 31.10-31) y en consecuencia te llegó el día en que apreciaste cuan grande es Hashem.
Te enviaré algún día un email y te narraré mi historia. Yo también me convertí y todo gracias a Yahy'h. Para que te vayas haciendo una idea, te diré que había terminado mis estudios de Filosofía y Teología, e iba a ser ordenado como sacerdote católico.
Así que imaginate...

Shalom apreciada amiga y adelante

Judi Lerner dijo...

Juan, gracias por tu comentario.
Como en esos experimentos psicológicos en los que encierran a muchas personas complotadas contra y sositenen, por ejemplo que una imagen es roja cuando en realidad es azul, simplemente para probar el convencimiento del individuo testeado, si me sigues llamando Elisheba no sé cuanto más voy a seguir convencida de que soy Judi.
Pero en algo no te confundes, Elisheba es aquí la Eshet Jail.
Saludos
Judi

Juan C. dijo...

Y tu también eres Eshet Jail, disculpa mi error respecto de confundirte con Elisheba.

De cualquier forma es un placer leeros y doy gracias continuamente por haber dado con vuestro blog.

Cuando uno se encuentra con personas como vosotras, se da cuenta de que no está solo en el mundo; y ve tambien los instrumentos de los que se sirve HaShem para indicarnos el reflejo de su bondad y presencia.

¡Shabat Shalom!

Judi Lerner dijo...

Gracias, en nombre mio y de mis compañeras. Aunque no fue el objetivo principal por el que hicimos el blog, nos gusta que nos lean y nos comenten.
Sabemos que tú y tu esposa están siempre por aquí.

Shabat Shalom
Judi