martes, 22 de enero de 2008

TDC III (Un saludo para los que me conocen)

¿Qué mejor oportunidad que Tu Bishvat para referirme al cuidado del medio ambiente? Mi intención hoy es alertar a la población de una de las mayores amenazas a la que se enfrenta la humanidad: Las emisiones energéticas.
Pero no se confundan, no soy activista de greenpeace, las energías que me preocupan hoy son las que generamos en cada paso que damos por el mundo. Y empiezo desde la mínima, desde el punto inicial del contacto con el prójimo: el saludo.
Es interesantísimo apreciar la importancia que la Torá le otorga al saludo. Por ejemplo, el shuljan aruj se ocupa minuciosamente de cuándo se puede interrumpir un rezo para saludar y así evitar cometer una ofensa. Incluso lo permite en casos en los que no está permitido ni siquiera interrumpir para decir una brajá sobre un trueno, mitzvá que tiene que ser cumplida inmediatamente y que es “Lijvód Shamaim” (en Honor del Cielo).
Y no sólo es una obligación saludar, sino que debemos hacerlo con un semblante alegre: "Hevé mekabel et kol adam besever panim iafot" (recibe a toda persona con un buen semblante).
¡Qué regalo esta mitzvá! ¡Qué fácil de cumplir! Me relajo, terminé de escribir el post, salgo de casa bajo la lluvia de Jerusalén, y allí la veo, a lo lejos, aquella vecina que se mudó hace unos meses, nos vamos acercando, la miro con el rabillo del ojo, me parece que está hablando por teléfono, seguimos acercándonos, pienso que no me va a reconocer, ya casi nos cruzamos, me digo que total no me está mirando, y ¡nooooooo! ¡nooooooo! me escondo bajo el paraguas ¡No la saludo! Quizá no es tan fácil como parece. Vuelvo a casa, voy a tener que seguir pensando un poco.
¿Qué hay en una sonrisa? Es una brajá que se otorga, que tiene el poder de cambiar un mal día, de aclarar malos entendidos, de reconciliar diferencias. Es magia pura. Por el contrario, los Sabios del Mussar (el estudio de la rectificación de la conducta), nos enseñan que la exhibición de una mala cara se compara a la ley de "bor birshut harabim", un pozo peligroso cavado en un lugar de tránsito público.
Y también nos advierten sobre el mérito de adelantarse en el saludo. Una vez leí algo que me gustó mucho y que quiero compartir bajo el riesgo de no ser exacta: Preguntan ¿por qué el que saluda primero dice “Shalom Aleijem” y el que responde lo hace con un “Aleijem Shalom”? y responden que los sabios explican el peligro de morir en el momento de estar diciendo una brajá, luego de haber dicho el nombre de Hashem, ya que si la brajá no es terminada, el nombre de Hashem fue dicho en vano y esto es una trasgresión muy grave. Sin embargo, el que saluda primero está protegido por el mérito de este acto y puede anteponer el nombre de Hashem sin miedo a no poder terminar la frase.
Bueno, volveré a intentarlo. Tarea del día: saludar primera y con una sonrisa.
¡Uy! Casi me iba sin despedirme…¡saludos!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que siempre lo mas facil, practico y gratificante es una sonrisa...darla y recibirla!! y tienes razón lo importante es nunca dejar de intentar, de hacer....